Dios creó un hermoso jardín, el Edén, y en él vivían Adán y Eva. Les dijo que podían comer de todos los árboles excepto de uno. Una serpiente convenció a Eva de comer la fruta prohibida, y ella compartió con Adán. Al hacerlo, descubrieron que estaban desnudos y se escondieron. Dios los encontró y, debido a que no siguieron su única regla, tuvieron que dejar el jardín. A pesar de esto, Dios los amó y les prometió un plan para arreglar las cosas.