En Génesis 11, toda la humanidad hablaba un solo idioma y vivía junta. Decidieron construir una ciudad y una torre enorme para hacerse famosos y evitar ser dispersados. Pero Dios, viendo su unidad y ambición, confundió sus idiomas para que no se entendieran y los dispersó por toda la tierra, deteniendo la construcción. La ciudad se llamó Babel. El capítulo sigue con la genealogía de Sem hasta Abram, resaltando el viaje de la familia de Taré (padre de Abram) desde Ur hasta Harán, y la incapacidad de Sarai, esposa de Abram, de tener hijos.