Abram y Lot, enriquecidos en Egipto, regresan a Canaán pero sus vastos rebaños hacen que la tierra sea insuficiente para ambos. Para evitar conflictos, deciden separarse. Abram le ofrece a Lot elegir primero; Lot escoge las fértiles llanuras del Jordán y se instala cerca de Sodoma, mientras Abram se queda en Canaán. Dios luego promete a Abram toda la tierra que puede ver y le asegura innumerables descendientes. Abram se asienta en Hebrón, construyendo un altar al Señor.