En Génesis 16, Sarai, la esposa de Abram, no podía tener hijos, así que le ofreció a su sierva egipcia, Agar, para que tuvieran un hijo por ella. Abram aceptó y Agar quedó embarazada. Pero cuando Agar mostró desprecio hacia Sarai, esta se quejó con Abram. Abram dejó en manos de Sarai cómo tratar con Agar, y ella la trató tan mal que Agar huyó al desierto. Un ángel encontró a Agar, le dijo que regresara con Sarai y le prometió muchos descendientes. El ángel también anunció que Agar tendría un hijo llamado Ismael, quien sería fuerte pero conflictivo. Agar reconoció al Señor y nombró el lugar Beer-lajai-roi. Agar dio a luz a Ismael, y Abram tenía 86 años en ese momento.