Isaac bendice a Jacob y le ordena buscar una esposa en la familia de su madre en lugar de entre los cananeos. Jacob obedece y parte hacia la casa de su tío Labán en Padan-aram. Esaú, al darse cuenta de la bendición de Jacob, también toma una esposa de la familia de Ismael. Durante su viaje, Jacob tiene un sueño en el que ve una escalera que conecta la tierra con el cielo, con ángeles subiendo y bajando. Dios le promete a Jacob la misma bendición que dio a Abraham y a Isaac, asegurándole protección y éxito en su viaje. Jacob se siente asombrado por la presencia de Dios en ese lugar y promete dedicar una parte de sus ganancias a Dios si este lo protege y lo guía en su viaje.