En este capítulo, Judá se aleja de su familia y se casa con una mujer cananea, con quien tiene tres hijos: Er, Onán y Sela. Er y Onán mueren por ser malvados ante Dios. Según la costumbre, Judá ordena a Onán que tome como esposa a la viuda de su hermano, pero él se niega y también muere. Judá promete a Tamar, la viuda, que su hijo Sela se casará con ella cuando crezca, pero no cumple su promesa. Tamar, al darse cuenta de que Judá no cumplirá su palabra, lo engaña haciéndose pasar por una prostituta y concibe gemelos con él. Cuando Judá descubre el embarazo de Tamar, ordena que la maten, pero ella demuestra que él es el padre de sus hijos. Judá reconoce su error y Tamar da a luz a gemelos, Fares y Zara.