Jacob, viendo que había alimentos en Egipto, envió a sus diez hijos a comprar trigo allí, pero no envió a Benjamín, el hermano menor de José, por miedo a que le sucediera algo. Cuando llegaron a Egipto, se presentaron ante José, quien los reconoció pero fingió no conocerlos. Los acusó de ser espías y los puso en prisión por tres días. Luego propuso liberar a uno de ellos y enviar al resto a Canaán con trigo, pero debían regresar con Benjamín para probar su honestidad. Los hermanos se lamentaron por su actitud pasada hacia José, sin saber que él los entendía. Después, José liberó a Simeón y les dio trigo, pero devolvió su dinero en sus sacos. Al descubrir el dinero en sus sacos, temieron por lo que Dios les estaba haciendo. Al regresar a Jacob, le contaron lo sucedido, y José les pidió traer a Benjamín para poder liberar a Simeón. Jacob se resistió al principio, pero Rubén se ofreció como garantía para el regreso de Benjamín. Sin embargo, Jacob se negó a dejar ir a Benjamín por miedo a perderlo también.