La familia de Jacob enfrenta hambre nuevamente, así que deciden volver a Egipto para comprar más alimentos. Judá convence a Jacob de llevar a Benjamín, como lo exige el hombre en Egipto. Jacob, a regañadientes, les da su bendición y les dice que lleven un regalo para el hombre en Egipto. Cuando llegan allí, José los recibe y organiza un banquete para ellos. Los hermanos temen que los haya llamado para castigarlos por el dinero que encontraron en sus sacos la última vez. Pero el mayordomo de José los tranquiliza, les devuelve su dinero y les asegura que Dios les ha dado el tesoro en sus sacos. José se emociona al ver a Benjamín y se retira para llorar. Luego, comparte un festín con ellos, dándole a Benjamín una porción especial, lo que causa sorpresa entre los hermanos. Todos comen juntos, pero los egipcios y los hebreos se sientan separados debido a sus diferencias culturales.