José llora y embalsama a su padre Jacob, como es la costumbre en Egipto. Luego pide permiso a Faraón para llevar el cuerpo de su padre a Canaán para sepultarlo, como le prometió. Faraón consiente y José y su familia parten para enterrar a Jacob. Durante el duelo, los cananeos observan y lo llaman "Abel-mizraim", una gran tristeza egipcia. Después de sepultar a Jacob, los hermanos de José temen su venganza, pero él los perdona y les ofrece protección. José vive muchos años más en Egipto, viendo a sus descendientes florecer. Antes de morir, José les pide a sus hermanos que lleven sus huesos cuando Dios los lleve de regreso a Canaán. José muere a la edad de ciento diez años y es embalsamado en Egipto.