Los hijos de Israel llegan a un lugar sin agua y murmuran contra Moisés. Moisés pide ayuda a Dios, quien le indica golpear una roca para que salga agua. Después, Amalec ataca, y mientras Josué lucha, Moisés levanta sus manos en oración. Cuando las manos de Moisés se cansan, Aarón y Hur las sostienen. Josué derrota a Amalec, y Dios promete borrar la memoria de Amalec. Moisés construye un altar llamado Jehová-nisi, indicando que Dios tendrá guerra con Amalec de generación en generación.