Nadab y Abiú, hijos de Aarón, desobedecieron al ofrecer incienso de forma incorrecta ante el Señor, lo que provocó que un fuego divino los consumiera y murieran. Moisés ordenó que sus parientes los sacaran fuera del campamento. Después, dio instrucciones a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar sobre cómo debían comportarse como sacerdotes, incluyendo no beber alcohol antes de entrar en el tabernáculo y distinguir entre lo sagrado y lo común. También les recordó las leyes sobre las ofrendas, indicando qué partes podían comer y en qué lugares. Moisés se enojó cuando descubrió que la ofrenda por el pecado no se había comido en el lugar adecuado, pero Aarón explicó la situación y Moisés quedó satisfecho.