El Señor dio instrucciones a Moisés para que dijera al pueblo de Israel que no deben comer sangre de animales sacrificados dentro o fuera del campamento. Deben llevar los sacrificios al sacerdote en la entrada del tabernáculo. Si alguien come o bebe sangre, será excluido de la comunidad, ya que la vida está en la sangre y Dios la ha dado para purificarlos. Si alguien caza un animal, debe escurrir la sangre y cubrirla con tierra. Si come carne de animal muerto naturalmente o despedazado por animales, debe lavarse y quedar impuro hasta el anochecer. Si no lo hace, será castigado por su pecado.