El Señor instruyó a Moisés mientras estaba en el monte Sinaí sobre el año de descanso y el año de jubileo. Cada séptimo año, la tierra debía descansar, y cada cincuenta años se celebraría un año de jubileo. Durante el año de descanso, no se sembrarían campos ni se cosecharían viñedos, pero se permitiría comer lo que la tierra produjera naturalmente. En el año de jubileo, se proclamaría libertad en toda la tierra, y las propiedades se devolverían a sus dueños originales. Además, se establecieron reglas justas para la compra y venta de tierras, y se instruyó a tratar con bondad a los hermanos israelitas que cayeran en tiempos difíciles. Los esclavos extranjeros podían ser comprados, pero los israelitas no debían ser tratados como esclavos permanentes. En el año de jubileo, todos los esclavos israelitas serían liberados, ya que pertenecían al Señor.