En Números 16, Coré, un levita, junto con Datán, Abiram y otros 250 líderes de la comunidad, se rebelan contra Moisés y Aarón, acusándolos de arrogancia y cuestionando su liderazgo. Moisés, en lugar de defenderse, deja que Dios mismo determine quién es el verdadero líder. Dios ordena una prueba: Coré y sus seguidores deben presentar incienso ante el Señor.
Al día siguiente, todos se presentan ante el tabernáculo. Dios manifiesta su presencia, y Moisés advierte que Dios destruirá a los rebeldes. Moisés intercede por ellos, pero la tierra se abre y se traga a Coré, Datán, Abiram y sus familias, mientras que el fuego consume a los 250 líderes que ofrecieron incienso.
Para confirmar la autoridad de Aarón como sumo sacerdote, se utilizan los incensarios de los rebeldes para cubrir el altar. Sin embargo, al día siguiente, la comunidad murmura nuevamente contra Moisés y Aarón, lo que provoca una plaga. Aarón intercede nuevamente, ofreciendo incienso, y detiene la plaga, aunque 14,700 personas ya han muerto como consecuencia.