En Números 24, Balaam, comprendiendo que el Señor está decidido a bendecir a Israel, no utiliza la adivinación como antes, sino que recibe una visión del Espíritu de Dios. Balaam pronuncia tres oráculos de bendición sobre Israel, reconociendo la grandeza y el favor de Dios hacia ellos. A pesar de la ira de Balac por las bendiciones de Balaam, este último reafirma que solo puede hablar lo que Dios le indique. Balaam pronuncia profecías sobre el futuro de Moab, Edom, Amalec, los ceneos y otras naciones, destacando el poder y el juicio de Dios sobre ellas. Finalmente, Balaam y Balac parten por caminos separados.