En este capítulo, Moisés llama a Israel a obedecer los decretos y las ordenanzas que les está enseñando, para que puedan vivir y poseer la tierra que el Señor les dará. Les recuerda cómo el Señor destruyó a los que adoraban a Baal en Baal-peor, pero preservó a quienes fueron fieles a él. Moisés instruye a Israel a obedecer los mandatos del Señor para demostrar su sabiduría ante las naciones vecinas. Les advierte contra la idolatría y les recuerda cómo el Señor los rescató de Egipto. A pesar de que el Señor se enojó con Moisés y le prohibió cruzar el Jordán, les insta a mantenerse fieles al pacto del Señor y a no hacer ídolos. Moisés les recuerda la grandeza del Señor y la importancia de obedecer sus mandatos para disfrutar de una larga vida en la tierra prometida. Luego, establece ciudades de refugio al este del Jordán para aquellos que cometieron homicidio accidentalmente. Finalmente, Moisés repasa las instrucciones dadas al pueblo de Israel mientras estaban en el valle cerca de Bet-peor, recordando cómo conquistaron la tierra de los dos reyes amorreos al este del Jordán, Sehón y Og.