Dios instruye a Moisés para que haga dos nuevas tablas de piedra y un arca de madera, como la primera vez. Moisés sube al monte, donde Dios escribe los diez mandamientos en las tablas, y las coloca en el arca. Después, el pueblo viaja a diferentes lugares, y Aarón muere, siendo reemplazado por su hijo Eleazar como sumo sacerdote. Dios designa a la tribu de Leví para llevar el arca del pacto y servir ante Él. Moisés vuelve al monte durante cuarenta días y noches, intercediendo por el pueblo ante Dios. Dios escucha y perdona al pueblo. Luego, Dios instruye a Moisés a guiar al pueblo hacia la tierra prometida y les recuerda sus mandamientos: temer a Dios, vivir en obediencia, amarle y servirle de todo corazón. Dios es el dueño de todo, pero escogió a Israel como su pueblo especial. Israel debe cambiar su corazón y ser obediente, porque Dios es justo y muestra amor a los necesitados. Israel debe amar a los extranjeros, recordando su propia experiencia como extranjeros en Egipto. Deben temer y adorar solo a Dios, recordando los milagros que Él ha hecho por ellos, multiplicándolos como las estrellas del cielo desde sus antepasados.