En Deuteronomio 17 se establecen normas sobre el sacrificio de animales sin defecto al Señor y se indican procedimientos para tratar casos de maldad en la comunidad. Si alguien comete un acto detestable, como adorar a otros dioses, y hay suficientes testigos, será castigado con la pena de muerte por apedreamiento. Los casos legales difíciles deben ser llevados ante los sacerdotes o jueces en el lugar que elija el Señor, y su veredicto debe ser obedecido sin cambios. Quien desobedezca será castigado. Cuando el pueblo pida tener un rey, este debe ser elegido por el Señor y ser un israelita. El rey no debe acumular riquezas, ni tomar muchas esposas ni muchos caballos, y debe tener siempre una copia de las instrucciones de Dios, leyéndolas diariamente para recordar obedecer al Señor y no volverse orgulloso.