En Deuteronomio 18, se establece que los sacerdotes y levitas no recibirán tierras, pero serán alimentados con ofrendas especiales al Señor. También se prohíben prácticas detestables como el sacrificio de hijos y la brujería. Se predice la venida de un profeta, al cual se debe escuchar, y se advierte contra profetas falsos cuyas predicciones no se cumplen.