Deuteronomio 26 establece cómo dar los diezmos y ofrendas de las cosechas al entrar en la tierra prometida. Se instruye llevar una parte de las primicias al lugar de adoración designado y reconocer ante el sacerdote la fidelidad de Dios. Se recuerda la historia de Israel desde Jacob hasta la liberación de Egipto, y se ofrece adoración por las bendiciones recibidas. Además, se establece la práctica del diezmo especial cada tres años para los levitas, extranjeros, huérfanos y viudas, asegurando que todos tengan suficiente comida. Se llama a obedecer los mandatos del Señor con todo el corazón, recordando la promesa de ser un pueblo especial si se obedecen sus mandamientos.