—La veo salir seguida de Carter, quien pone su mano sobre su cadera—
—Me quito a la pelinegra de encima y saco mi teléfono para marcarle a Lucas.
— Dígame, Señor. Contesta mi escolta del otro lado del teléfono.
— Encárgate de que la señorita Rinaldi, llegue bien a su casa.
—La vi irse con uno de los americanos, señor—
—Eso ya lo sé, lo que quiero es asegurarme de que llegue bien a su casa y quiero que me informes, en cuanto eso suceda— Entendiste, Lucas.
—¿Quiere que los siga señor? — Sí, eso exactamente quiero.
—Correcto, lo mantengo informado. Señor.
—Cierro la llamada e inmediatamente la pelinegra me pregunta — ¿Quieres ir a otro lugar, cariño?. Alguno tal vez un poco más privado.
—No, gracias. Le contesto poniéndome de pie, para salir del Vip, rumbo a la oficina de “ La Dimora”, la cuál esta en el segundo piso, dejándola allí de pie a mis espaldas.
—¿Y porque no?, pregunta algo molesta.
—Porque no me apetece, contesto cortante.
—Ingreso a la oficina de mi hermano, y me sorprendo un poco al encontrarme a mi cuñada y a Soraya—
—Hola, no sabía que estaban por aquí esta noche. Tan Bellas como siempre, señoras Ferrara—
—Hola Santiago, saludamos Soraya y yo al unísono.
—Queríamos divertirnos un rato, dice Soraya— Pero para eso necesitamos a nuestros esposos, no hemos querido bajar a la pista de baile, para no andar por allí rompiendo corazones, tu entiendes tanta belleza, impacta—
—Mi esposa tan modesta como siempre, dice Augusto entrando a la oficina.
—¿Acaso miento? Somos las mujeres mas bellas de este lugar. Contesta Soraya— Si no estas de acuerdo, hay un cómodo sofá en la sala ,en el que puedes dormir esta noche esposo—
—Yo estoy totalmente de acuerdo, contesta Augusto, no tengo ninguna objeción. Dice mientras le un casto beso a la pelirroja.
—¡Cobarde!, le contesta Alonso, quien tambièn acaba de entrar y en estos momentos, abraza a Natasha por la espalda —
—Cállate, Alonso— Espeta Augusto, no has escuchado que en problemas de marido y mujer, nadie se debe meter—
—Quien los viera jamás pensaría que son unos temidos mafiosos, parecen más bien unos gatitos consentidos en manos de sus amas. Hacen quedar mal al gremio. Dice Santiago.
—Ya te veremos cuando te llegue la indicada niño. Me contesta Alonso.
—Eso no pasara hermano porque nisiquiera la estoy buscando, además yo soy inmune a los sentimientos y a las emociones amorosas, solo me gusta divertirme y eso no va a cambiar, por lo menos no por lo pronto.
—Como tu digas, niño.
—Doy la vuelta camino a la salida, pero la voz de Natasha me detiene.
—¿Dónde esta Dania?, venía a reunirse contigo y los americanos.
—Acaba de irse, contesto — ¿Sola? ¿Dejaste que se fuera sola?. Contesta Natasha, algo exaltada.
—Por supuesto que no, Carter uno de los clientes americanos se ofreció a llevarla y tu asistente aceptó.
—Igual no debió irse sola con el y si el tipo es un violador o un abusador, tomo mi celular y decido marcarle al celular de Dania, pero me detengo cuando escucho hablar a Santiago.
—Descuida cuñada, le pedí a Lucas que se asegurara, de que tu asistente llegara bien a su casa.
—unas extrañas expresiones de asombro, se forman en sus rostros — ¿De cuando acá, tu tan considerado, sobrino?. Me pregunta mi tío Augusto, pero yo decido ignorarlo, darme media vuelta y seguir mi camino hacía la salida de la oficina.
—Soraya y yo solo nos miramos, pero decidimos no comentar nada frente a nuestros esposos.
—Jason, te agradezco mucho haberme traído a mi casa.
— Ha sido todo un placer, Dania. Disfruto mucho tu compañía. Dice mientras se baja de su auto, para llegar hasta la puerta del pasajero y abrirla para mí—
—Creo que esta noche, te he dicho muchas veces gracias. Pero igual gracias.
—¿Aceptas cenar conmigo, mañana?
—Mejor almorzar, no me gusta dejar a mi mamá sola en las noches.
—Listo entonces paso por ti a la naviera, como a la una. Se acerca a mí y me da un beso en la mejilla para despedirse.
—Hasta mañana hermosa dama.
—Hasta mañana, Jason.
—Escucho el timbre de mi celular y lo contesto inmediatamente — Habla.
—Señor Ferrara, la señorita Dania, ya se encuentra en su casa.
—Quiero detalles, Lucas.
—Salieron de “ La Dimora” y vinieron directamente hasta aquí, conversaron unos minutos al bajar del auto y luego el americano se despidió de la señorita, con un beso en la mejilla. En estos momentos el americano se esta retirando del lugar en su auto y la señorita Rinaldi, entro a su edificio. Eso es todo señor. Estoy manejando de regreso al club.
—Gracias Lucas, contesto antes de colgar la llamada. Me dirijo a la barra y pido un Vodka, que tomo de golpe, para quitar ese mal sabor que sentí desde que la ví tan reída con el idiota de Carter.
—Tal vez deba ir por la pelinegra para llevarla a un lugar más privado, tal como ella sugirió. Un poco de diversión nunca esta de más. El tema es, que a decir verdad no es lo que me apetece. ¿Y entonces que es lo que te apetece Santiago Ferrara?.
—El timbre de llamada de mi teléfono me alerta— Aló— Dania Rinaldi, porque te fuiste sin avisarme. ¿Llegaste bien?
—Discúlpeme jefa, se me paso hacerlo. Pero si ya estoy en casa y llegue con bien. Su mamá acaba de irse, con el chofer que la estaba esperando abajo.
—Esta bien, mañana me das los detalles, Dania. Descansa, espero que haya sido una velada agradable para ti. Hasta mañana.
—Hasta mañana, jefa. Gracias por todo.
—No se si fue una velada agradable, pero si extraña. Esa sensación tan intensa al estar cerca de Santiago Ferrara, de esa manera tan personal me descoloco por completo, su perfume, su roce. Cambia el rumbo Dania, no es por allí la cosa, corre por tu vida ese hombre no eesbueno para tí, así te haya hecho sentir escalofríos desde la coronilla hasta la punta de los pies, no es bueno para ti.
Editado: 10.07.2022