Sara había logrado salir del túnel, pero lo que vio a su alrededor la dejó atónita. Estaba en un mundo subterráneo, rodeada de extrañas criaturas y plantas que nunca había visto antes. No había sol ni cielo, solo una luz artificial que iluminaba todo el lugar.
Sara se adentró en el mundo subterráneo, buscando una salida o una señal de ayuda. Caminó durante horas, encontrando cada vez más criaturas extrañas, desde conejos con cuernos hasta arañas del tamaño de un perro pequeño.
De repente, Sara escuchó un ruido y se detuvo. Miró a su alrededor, tratando de ubicar de dónde venía el sonido. Entonces, escuchó una voz que susurraba:
¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí?
Sara se dio la vuelta y vio a un árbol, un árbol que no se parecía a ninguno que hubiera visto antes. Tenía hojas grandes y gruesas, y su tronco estaba cubierto de una especie de musgo brillante.
Soy Sara -respondió ella- Estoy perdida y busco una salida.
Lo siento, pequeña Sara, pero no hay salida -dijo el árbol con tristeza- Este es nuestro mundo y aquí nos quedaremos para siempre.
Sara se sintió desesperada. ¿Cómo iba a salir de allí? Sin embargo, decidió seguir explorando el mundo subterráneo. Caminó más y más, descubriendo nuevos lugares y criaturas.
Finalmente, después de horas de caminar, Sara encontró un pequeño arroyo. Se arrodilló junto a él y bebió un poco de agua. También se dio cuenta de que tenía hambre y necesitaba encontrar algo para comer.
Fue entonces cuando vio a lo lejos a un gato con dos colas y orejas de perro. El gato estaba mordisqueando algo y parecía disfrutarlo. Sara se acercó sigilosamente, sin querer asustarlo, y vio que el gato estaba comiendo una especie de fruta que colgaba de una planta cercana.
Sara se acercó a la planta y tomó una de las frutas. Era deliciosa, tenía un sabor dulce y un poco picante. Decidió recolectar algunas más para llevar con ella en su búsqueda de ayuda.
Después de comer, Sara se sentía un poco mejor, pero todavía estaba preocupada por su situación. ¿Cómo iba a salir de allí? ¿Cómo iba a encontrar a su familia y amigos? Aunque estaba asustada, decidió seguir adelante, buscando una forma de escapar de ese extraño mundo subterráneo.
Sara caminó por un rato largo, adentrándose cada vez más en el mundo subterráneo. A medida que avanzaba, la flora y la fauna se volvían cada vez más extrañas, y Sara no podía dejar de sentirse fascinada por todo lo que veía. Fue entonces cuando se topó con un hombre mayor que vestía un abrigo largo y una gorra de béisbol.
"¡Hola!" saludó el hombre. "Mi nombre es el Dr. Martínez. ¿Eres una de los que llegó aquí por accidente?".
Sara se acercó al hombre con cautela. "Sí, mi nombre es Sara. ¿Cómo sabes que llegué aquí por accidente?".
"Porque yo también lo hice. Soy un científico que estaba haciendo una investigación en la superficie cuando un portal me absorbió y me llevó aquí".
Sara se sintió aliviada de haber encontrado a alguien más en ese extraño mundo. "¿Cómo podemos salir de aquí? ¿Hay algún camino de regreso a la superficie?".
El Dr. Martínez sacó un mapa de su mochila y se lo mostró a Sara. "Según mis investigaciones, la única forma de salir de este mundo es a través de un portal que aparece aleatoriamente en los túneles más profundos".
Sara examinó el mapa con atención. "Entonces, ¿cómo encontramos el portal?".
El Dr. Martínez sonrió. "Eso es lo que estoy tratando de descubrir. He estado explorando este mundo durante semanas, pero aún no he encontrado el portal. Pero no me rendiré. Estoy seguro de que si trabajamos juntos, podemos encontrar la manera de regresar a casa".
Sara asintió, emocionada de tener a alguien con quien trabajar en su objetivo de salir de ese mundo desconocido. "Trabajaremos juntos para encontrar el portal", prometió.
El Dr. Martínez sonrió. "Así se habla. Ahora, continuemos explorando y buscando pistas".
Sara y el Dr. Martínez se adentraron en los túneles profundos, armados con mapas y linternas. Juntos, exploraron nuevas áreas, recolectaron muestras de roca y especímenes extraños, y conversaron sobre sus vidas y cómo llegaron allí.
A medida que avanzaban, el Dr. Martínez explicaba a Sara todo lo que sabía sobre el mundo subterráneo, incluyendo su flora y fauna. Le habló de extrañas criaturas que habitaban las profundidades y de la geología del mundo subterráneo.
Sara se fascinó con todo lo que escuchaba y veía, y aunque todavía anhelaba regresar a su hogar, sabía que tenía una aventura única e inolvidable. Sara y el Dr. Martínez se sentaron en una roca mientras discutían sobre cómo encontrar el portal que los llevaría de regreso a sus respectivos mundos.
"Sabes, podríamos simplemente bajar a los túneles profundos y buscar el portal desde allí", sugirió Sara.
El Dr. Martínez la miró seriamente y le explicó: "No es tan simple como eso, Sara. En los túneles profundos hay criaturas peligrosas que acechan. Son grandes, feroces y huelen el miedo. No nos permitirían pasar sin una pelea".
Sara se estremeció ante la idea de enfrentarse a criaturas tan peligrosas, pero no estaba dispuesta a darse por vencida. "Entonces, ¿qué podemos hacer?" preguntó.
El Dr. Martínez le sonrió. "Tenemos que ser astutos y encontrar una manera de pasar desapercibidos. Tengo un plan, pero necesito tu ayuda para llevarlo a cabo".
Sara asintió con entusiasmo, lista para cualquier desafío que se le presentara. El Dr. Martínez y Sara comenzaron a planear cómo podrían llegar a los túneles más profundos para encontrar el portal. El científico le explicó que tenía un equipo especializado para explorar lugares peligrosos como ese, pero necesitaban algunos suministros adicionales antes de aventurarse en lo desconocido.
Sara se ofreció a ayudar a conseguir los suministros, y el Dr. Martínez aceptó encantado. Juntos, caminaron por el extraño mundo subterráneo en busca de los elementos necesarios. Fue una experiencia extraña, pero emocionante para Sara. Había visto cosas que nunca antes había imaginado, como plantas que brillaban en la oscuridad y criaturas extrañas que correteaban por el suelo.