Parte 6: Uno más al equipo

Después de mucho pensarlo, Sara decidió contarle todo a su mejor amiga Ana sobre su experiencia en el otro mundo. Se encontraron en el parque, donde había un ambiente tranquilo y agradable para hablar.

"Sabes Ana, hay algo que tengo que contarte. Durante mi desaparición, no estuve simplemente 'perdida' o secuestrada como se creyó. En realidad, caí accidentalmente en un túnel que tenía un portal que me llevó a otro mundo", comenzó Sara, mientras Ana la escuchaba atentamente.

"¿Qué? ¿De verdad? ¿Y cómo saliste de ahí?" preguntó Ana con asombro.

"Sí, fue muy loco. Me encontré en una ciudad subterránea, donde había especies humanoides escamosas como lagartos, algunos eran buenos y otros eran malos. Tuve que luchar para salir de ahí y encontrar el camino de regreso a casa", explicó Sara.

"Wow, eso suena como una aventura increíble y aterradora al mismo tiempo. ¿Cómo eran esas especies humanoides escamosas?" preguntó Ana curiosa.

"Eran muy interesantes, algunos tenían habilidades especiales y otros eran muy buenos en la tecnología. Pero también había algunos que eran peligrosos y tenían malas intenciones. Aprendí mucho de ellos", respondió Sara con una sonrisa.

"¡Qué genial! Me encantaría conocer ese otro mundo algún día. Y tú eres una heroína por haber sobrevivido a esa experiencia y regresar a casa", dijo Ana con admiración.

"Gracias, Ana. Fue una locura, pero definitivamente me hizo crecer y valorar la vida de una manera diferente", concluyó Sara mientras ambas continuaban hablando sobre la experiencia y cómo había cambiado la vida de Sara para siempre, Cuando de repente notaron un alboroto a lo lejos. Al acercarse, vieron a un hombre corriendo a toda velocidad, perseguido por un grupo de policías que le gritaban que se detuviera.

Sara frunció el ceño al notar que el hombre que corría era nada menos que el Dr. Martínez, su amigo y mentor que la había ayudado a escapar del mundo subterráneo. ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba siendo perseguido por la policía?

Sin pensarlo dos veces, Sara decidió ir en su ayuda. Ana la miró con preocupación, pero sabía que su amiga no iba a dejar a nadie en apuros. Juntas se acercaron a la escena, tratando de mantenerse ocultas para no llamar la atención de los policías.

Finalmente, Sara logró llegar al lado del Dr. Martínez, quien estaba jadeando y sudando. Él la miró sorprendido al verla y le preguntó por qué estaba allí. Sara le explicó que lo había reconocido y que quería ayudarlo.

El Dr. Martínez estaba agradecido, pero a la vez preocupado. Le explicó a Sara que lo estaban persiguiendo porque había golpeado a alguien que lo había llamado loco. Sara sintió rabia al escuchar esto, sabía lo difícil que era para el Dr. Martínez ser tomado en serio por los demás después de todo lo que había visto en el mundo subterráneo.

Sin embargo, no había tiempo para lamentaciones. Sara tomó la mano del Dr. Martínez y lo llevó hacia un callejón cercano donde podrían esconderse. Ana los siguió de cerca, preocupada, pero confiando en la decisión de su amiga.

Una vez en el callejón, Sara revisó rápidamente el objeto dorado que llevaba consigo, asegurándose de que aún funcionara. Entonces, le preguntó al Dr. Martínez si podía confiar en ella para llevarlo a un lugar seguro. Él asintió con la cabeza, sabiendo que no había otra opción.

Sara cerró los ojos y se concentró en su habilidad para abrir portales. Con un destello dorado, un portal se abrió frente a ellos. Sara tomó la mano del Dr. Martínez y lo llevó a través del portal, seguida de cerca por Ana.

Cuando salieron del otro lado, estaban en un lugar desconocido. Sara reconoció algunos árboles y se dio cuenta de que habían llegado al bosque cercano a la ciudad subterránea. A su alrededor, escucharon ruidos extraños y vieron algunas sombras moviéndose entre los árboles.

Sara susurró al oído del Dr. Martínez que estaban a salvo por el momento, pero que necesitaban seguir adelante para encontrar un lugar seguro donde pudieran hablar con calma. Él asintió, confiando en la habilidad de Sara para guiarlos.

Juntos, avanzaron a través del bosque, con Ana siguiéndolos de cerca. La situación era tensa pero al mismo tiempo emocionante, como si estuvieran viviendo una aventura en un mundo desconocido. 

Sara estaba emocionada de poder visitar la ciudad subterránea una vez más, y estaba contenta de tener a Ana y al Dr. Martínez a su lado. Mientras caminaban, Sara notó que había algo diferente en el mundo subterráneo esta vez. Las paredes parecían más iluminadas, como si hubiera alguna fuente de energía nueva.

Fue entonces cuando se encontraron con Ema y Orho, dos humanoides escamosos que Sara recordaba de su última visita. Sara y sus amigos se dieron cuenta de que Ema y Orho necesitaban ayuda para llegar a la ciudad subterránea, ya que su vehículo se había quedado sin energía.

Sara se ofreció a ayudarlos y les dijo que podían usar el objeto dorado para abrir un portal hacia la ciudad subterránea. Después de asegurarse de que Ana y el Dr. Martínez estuvieran de acuerdo, Sara usó el objeto dorado para abrir un portal y todos pasaron por él.

Cuando llegaron a la ciudad subterránea, Sara y sus amigos se encontraron con la misma escena animada y vibrante que recordaban. Los edificios eran altos y esculpidos en piedra y cristal, y la gente parecía estar ocupada con sus tareas diarias.

Sara presentó a Ana y al Dr. Martínez a sus amigos de la ciudad subterránea, y todos se divirtieron explorando juntos. Mientras tanto, Ema y Orho agradecieron a Sara por su ayuda y le dijeron que habían estado trabajando en nuevas fuentes de energía para su mundo subterráneo.

Sara se sintió emocionada al escuchar esto, sabiendo que su aventura en el mundo subterráneo había ayudado a inspirar a sus amigos a encontrar soluciones para sus problemas energéticos. Decidió que seguiría visitando este lugar y ayudando a cualquier forma que pudiera, sabiendo que había un mundo entero bajo sus pies esperando ser descubierto.