Sara y Ana se sintieron devastadas al enterarse de la muerte de sus padres, pero al mismo tiempo se dieron cuenta de que el tiempo en el mundo subterráneo había pasado mucho más rápido de lo que pensaban. Ahora eran adultas y tenían que enfrentar la realidad de que el mundo había seguido adelante sin ellas.
Después de algunos días de reflexión, Sara y Ana decidieron seguir adelante con la investigación del señor Martínez. Sabían que él era la clave para descubrir lo que faltaba y estaban decididas a encontrar la forma de revivirlo. Para ello, le pidieron ayuda a Emma, quien era su mentora en el mundo subterráneo.
Emma les explicó que había una forma de traer de vuelta a Martínez, pero que necesitaban encontrar su cuerpo y traerlo de vuelta al mundo subterráneo para poder revivirlo. Sabían que no sería fácil, pero estaban decididas a hacer lo que fuera necesario para completar la investigación del señor Martínez y descubrir lo que faltaba.
Así que, Sara y Ana comenzaron la búsqueda del cuerpo del señor Martínez en la superficie. Sabían que iba a ser difícil encontrarlo, ya que habían pasado más de 30 años desde su desaparición, pero no se dieron por vencidas. Con la ayuda de Emma y sus habilidades especiales, lograron encontrar el cuerpo del señor Martínez.
Una vez que encontraron el cuerpo, lo llevaron de vuelta al mundo subterráneo y comenzaron el proceso de revivirlo. Sabían que no sería fácil, pero estaban dispuestas a hacer todo lo que estuviera en sus manos para lograrlo. Después de varios intentos fallidos, finalmente lograron revivir al señor Martínez.
Al despertar, Martínez se sorprendió al ver a Sara y Ana convertidas en adultas, pero rápidamente se puso al día con todo lo que había sucedido en su ausencia. Les agradeció por haberlo revivido y prometió ayudarlas en todo lo que necesitaran para completar su investigación y descubrir lo que faltaba. Juntos, se embarcaron en una nueva etapa de su investigación, dispuestos a enfrentar cualquier obstáculo que se les presentara en el camino.
Sara y Ana se reunieron con el Dr. Martínez en su laboratorio subterráneo, donde él estaba trabajando en un extraño dispositivo que parecía un reloj de pulsera gigante.
"Sara, Ana, estoy feliz de verlas de nuevo", dijo el Dr. Martínez mientras les mostraba el dispositivo. "He descubierto algo increíble: un método para viajar en el tiempo".
"¡Wow, eso es impresionante!", dijo Sara con asombro. "¿Cómo lo hiciste?".
"Después de muchos años de investigación y experimentación, finalmente logré descifrar el código para viajar en el tiempo", explicó el Dr. Martínez. "Pero cometí un gran error en mi primer intento, lo que provocó la muerte de muchas personas. Y ahora, tengo que arreglarlo antes de que los que controlan la tierra descubran lo que hice".
"¿Qué error cometiste?", preguntó Ana.
"Intenté cambiar algo en el pasado para mejorar el futuro, pero me di cuenta de que cualquier cambio en el pasado puede tener consecuencias impredecibles en el futuro", respondió el Dr. Martínez. "Así que ahora tengo que retroceder en el tiempo y asegurarme de que las cosas sucedan como deberían".
"¿Cómo podemos ayudarte?", preguntó Sara.
"Necesito que me ayuden a encontrar un objeto muy importante que perdí en mi primer intento", dijo el Dr. Martínez. "Es la clave para arreglar mi error y evitar que me maten otra vez".
"¡Por supuesto, haremos lo que sea necesario para ayudarte!", dijo Ana con determinación.
"Gracias, chicas", dijo el Dr. Martínez. "Pero tengan en cuenta que esto es muy peligroso. Si no tenemos cuidado, podríamos causar una paradoja temporal y destruir el universo entero. Así que debemos ser muy cuidadosos y seguir mis instrucciones al pie de la letra".
Sara y Ana escuchan con atención al señor Martínez mientras les explica su descubrimiento sobre el viaje en el tiempo y el error que cometió al intentar construir una máquina para ello. Quedan en silencio por unos instantes, procesando la información.
Después de unos momentos, Sara interviene: "Señor Martínez, no se preocupe, no es necesario usar esa máquina. Nosotras tenemos la habilidad de viajar en el tiempo, y aunque hay riesgos, podemos hacerlo de forma segura".
El señor Martínez frunce el ceño, sorprendido: "¿Qué? ¿Ustedes pueden viajar en el tiempo?"
Sara asiente con determinación: "Sí, tenemos la habilidad de enviar nuestros recuerdos a nuestro cuerpo de niñas, y así podemos cambiar el espacio-tiempo. Podemos hacer una línea temporal nueva y viajar entre ellas".
El señor Martínez parece impresionado, pero también preocupado: "Pero ¿y si algo sale mal? No quiero ponerlas en peligro".
Ana interviene esta vez: "No se preocupe, señor Martínez. Nosotras sabemos cómo controlar nuestras habilidades y podemos hacerlo de forma segura. Además, es importante evitar que la máquina del tiempo se construya, así que vamos a hacer lo que sea necesario para prevenirlo".
Después de hablar un poco más y discutir las opciones, Sara y Ana deciden volver a ser niñas y viajar al pasado para evitar que Martínez construya la máquina del tiempo y recuperar el objeto que perdió. Sin embargo, Sara sabe que tendrá que esperar hasta que pase el tiempo suficiente para poder regresar a su línea temporal original y continuar con su vida como adulta. Es un sacrificio que está dispuesta a hacer para asegurarse de que el futuro sea seguro para todos.
Sara y Ana, gracias a sus habilidades, pudieron retroceder en el tiempo y convertirse en niñas de nuevo para recuperar el objeto perdido y evitar que Martínez desarrolle una máquina del tiempo. Sin embargo, al hacerlo, sus mentes adultas todavía estaban presentes, lo que les permitió tener un mayor control sobre sus habilidades de lo que habían tenido en su infancia.
A pesar de que no necesitaban mejorar sus habilidades, ya que tenían el conocimiento y la experiencia de su vida adulta, decidieron hacerlo de todos modos para evitar levantar sospechas y cambiar el curso de los eventos futuros.