Sárkány, Hijos de la Estrella de la Mañana

Capítulo 6: La Luz del Dragón

Palacio de Gobierno, Monterrey, Nuevo León.

Varios hombres estaban reunidos en un salón oculto y con muy poca iluminación, estando todos sentados en una enorme mesa rectangular, con el Secretario de Gobernación del Estado Mexicano al fondo de esta, y al otro extremo estando Hutzinger, con su secretaria Leonore a su lado como siempre, cual guardián; el director de la CIA tenía ambos codos puestos sobre la mesa, con sus 10 dedos entrecruzados entre sí.

-Bien, señor Hutzinger -rompe el silencio el Secretario de Gobernación en un tono molesto-. Me gustaría saber la razón de una acusación tan grave como la que acaba de hacer, a tal grado que tuve que realizar un viaje de emergencia de la capital hasta acá. Sabe muy bien que no nos gustaría que fuera una falacia suya y de su país para causar inestabilidad en el nuestro.

-Señor Secretario, sabe muy bien que si hay una crisis en su país, nosotros también saldríamos afectados. ¿Qué tanto tardaría un conflicto de grandes magnitudes en cruzar la frontera? De hecho, si no nos importara, nosotros dejaríamos que las hermandades hicieran y deshicieran a voluntad aquí en su región.

-Pues lo vemos muy lento para hacer algo al respecto -eso lo dijo un hombre de acento grave y propio del noreste-.

-Gobernador Valbuena, nosotros no podemos venir así como si nada a su estado a hacer y deshacer con esos sujetos a voluntad. Solamente estamos por las siguientes razones: deshacernos de la Serpiente Blanca, recuperar a ciertos elementos de importancia para América, y evitar que este conflicto termine en suelo norteamericano.

-Como siempre creyéndose la policía del mundo -esto lo dijo otro de los presentes-.

-Bueno, si no fuéramos dueños del continente no estaríamos aquí tratando de salvarles el pellejo. ¿O han hecho algo las fuerzas armadas mexicanas al respecto? ¿Usted que ha hecho en el estado de Tamaulipas?

Todos los presentes quedan en silencio, aunque eventualmente quien toma la palabra es un hombre de acento norteamericano, incluso más marcado que el de Hutzinger.

-Deben estar conscientes de que el hecho de que una de las máximas figuras militares de un país esté involucrada con una terrorista como Sara Conti es motivo suficiente para que nuestras fuerzas armadas intervengan; por menos que eso lo hemos hecho. Aunque también quisiera comprobar que esto sea verdad, no me gustaría que sucediera algo similar a lo de Irak en el 2003.

-Esta vez, general Coldwell, le puedo asegurar que estamos un noventa por ciento seguros de que el Secretario de la Defensa ha estado “In Cahoots” con la Serpiente Blanca y sus operaciones.

-Bueno, señor director - el Secretario de Gobernación habla-, también escuchamos que el General Moncada ha recibido sobornos de su parte. ¿Me va a negar eso?

-Si vamos a jugar al “Self-righteous”, entonces podría contar todos los sobornos y la red de corrupción en la cual los estados y la federación misma se han visto inmiscuidas; es la forma en la que ustedes se manejan y tenemos que jugar su propio juego. Si no les gusta eso, lots of luck, gentlemen; no me haré responsable de la respuesta de mi país.

Lo dicho por Hutzinger genera una discusión entre los mandatarios mexicanos; el General estadounidense permaneció callado ante esa escena, aunque mirando a su colega con una sonrisa traviesa. Al final, el Secretario de Gobernación llamó al orden.

-De acuerdo, director. Pero tenga en cuenta que todavía hay muchas cosas que me está ocultando acerca de su misión. Lo que no queremos es que nos termine dando una puñalada por la espalda y que tropas estadounidenses comiencen a violar la soberanía de este país.

-Lo único que les puedo decir es que, si mi operación tiene éxito, podremos evitar que este problema, que parece local, se revele como lo que realmente tiene planeado ser: un problema internacional. Por el momento no puedo revelarle más porque aún estamos investigando ciertos asuntos.

-Bueno, director Hutzinger, confiaremos en usted, pero quiero que compruebe al 100% que Moncada realmente está involucrado con La Serpiente; sabe que un escándalo así puede provocar una crisis doméstica de proporciones impensables.

-¿Entonces qué es lo que harán? -Pregunta el Gobernador de Nuevo León-. San Nicolás de los Garza está siendo atacada por esos sujetos y aún no sabemos si es cierto que esa intervención de tropas en Guadalupe sea realmente una operación en conjunto con la Serpiente Blanca. Queremos asegurarnos de que dice la verdad.

-No se preocupe, juntaré las pruebas suficientes para demostrarle que el ataque en Guadalupe está siendo dirigido por la propia Sara Conti.

-Esperamos resultados satisfactorios, director.

-Lo mismo digo -secunda el General Coldwell al Secretario de Gobernación Mexicano-, porque de lo contrario, el hacer que venga aquí a perder mi tiempo, ameritará que envíe un reporte al presidente.

-I got you, General. Y para eso enviaré al mejor -Hutzinger voltea a ver a su secretaria, quien muestra una modesta sonrisa-.

-¿Mandará a su secretaria? –Pregunta el Gobernador de Tamaulipas mientras se escucha la sorna de algunos presentes-.

-Así es -confirma Hutzinger-.

-Hablo por el propio Hutzinger -respalda el general Coldwell-, creo que el Secretario de Gobernación ya vio lo que puede hacer la señorita Leonore, pero no es todo lo que puede hacer; es uno de los mejores agentes de espionaje de la Central de Inteligencia.

-Bien resumido, general.

-Bueno -dice el Secretario de Gobernación-, admito que nos sorprendió a mis colegas y a mí la primera vez que se presentó. ¿Pero no cree que esta operación debe ser llevada a cabo por alguien quien nos pueda "comunicar" la situación con frecuencia?

-Las imágenes dicen más que mil palabras.

-Creo que ya le entendí –concluye el Secretario de Gobernación-. Entonces quedamos al pendiente.




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