San Nicolás de los Garza, Nuevo León
Veyper permanecía de pie e impasible; aunque su mirada parecía ansiosa, esta no se movía; los de la Luna de Mayo, quienes se mantenían en pose de pelea, comparaban el comportamiento de la italiana como el de un reptil que se mantiene inmóvil como estatua esperando a que su presa se moviera.
-Odio que haga eso…
-Ya sabes cómo es, Volt.
-¿Qué esperan, corazones?
Los dos de la Luna no respondieron ante la pregunta de Veyper, siguiendo ambos en guardia.
-D’Accordo. Entonces, si me permiten…
Rodeada de energía CEMI, Veyper se arroja a toda velocidad hacia sus oponentes con un brutal zarpazo el cual los dos hombres esquivan a duras penas; la italiana seguía la arremetida con ejemplar salvajismo, obligando a los dos dotados a separarse, colocándose uno al frente y otro a la retaguardia de su contrincante; la mujer evita el ataque por dos flancos al estallar en energía, alejando a sus dos contrincantes, y escabulléndose al tomar la forma de una culebra. Ahora el reptil de 4 metros se erige y carga contra sus oponentes, pero Volt la detiene con una esfera eléctrica sacada de su mano, provocando que la bestia retroceda y vuelva a tomar su forma humana. Veyper vuelve a arrojarse a toda velocidad hacia sus enemigos, barriéndose en plena trayectoria con sus pies al frente, golpeando salvajemente el tobillo de Eis, aunque éste logra incorporarse al colocar su mano en el piso para evitar caer aparatosamente; Volt logró esquivar esa barrida, pero antes de poder atacar a la italiana, ésta logra dar unos movimientos similares a la “Capoeira” para incorporarse mientras golpeaba a su rival, mandándolo varios metros lejos.
Ahora ambos intentan hacer otro ataque por separado, mientras que Veyper intentaba utilizar la técnica anterior de la culebra, pero Eis logra golpear el piso antes de ser golpeado, formando un pilar de hielo que dispara a la mujer por los aires. Volt aprovecha para arrojarse contra la italiana al mismo tiempo que se cubrió a sí mismo de electricidad, golpeándola y electrocutándola; acto seguido, le propina una patada de arriba hacia abajo a la cabeza, provocando que la mujer cayera aparatosamente; ni siquiera había llegado al piso, puesto que Eis la esperaba con un puñetazo gélido, dándole en el mentón y disparándola cual bala de cañón hacia la fachada de un edificio aledaño, provocando el impacto que se levantara una nube de hielo y escarcha, a la cual le sucedió una densa neblina. Una vez que se disipara el humo, ambos hombres divisaron a Veyper incrustada en la pared del edificio, mostrando una enfermiza mueca de diversión. La mujer comienza a carcajearse.
-¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja…! -Veyper continúa la risotada por varios segundos hasta que recupera la compostura-. ¿Es todo? La última vez que peleamos me habían causado más problemas. ¿En serio no están jugando? ¿O los cansaron Noir y Kairos?
Eis y Volt se mantenían impasibles, pero en el fondo sabían que la mujer tenía razón.
-Así que... ¿Cuál es el plan?
-Raine sabe que si pasaba esto tendría que llevar a los chicos para "allá".
-¿"Allá"?
-Deja de repetir lo que te digo en forma de pregunta, Volt...
Ambos estaban tan concentrados en lo suyo, que no se percataron de que Veyper ya estaba frente a ellos.
-Es de mala educación secretearse enfrente de uno.
Después de escuchar la voz cantarina de la italiana, uno es mandado a volar con una patada giratoria a la cabeza y otro con un puñetazo al mentón, cayendo ambos aparatosamente en el pavimento de la avenida. Los dos ni se alcanzaron a incorporar cuando Veyper ya había saltado sobre ellos, cayendo en doble pisotón al estómago sobre Eis, para luego saltar hacia Volt, encajando sus rodillas sobre las costillas de este. Los de la Luna de Mayo quedaron doliéndose en el piso, mientras que la mujer los observaba, de pie y con ambas manos sobre la cintura.
-Creí que esto sería más divertido. ¡En fin! Mejor voy a lo mío: iré a por Raine, la mataré, iré por esos dos chiquillos y esperaré a Kaiser. Si las cosas van bien creo que Leo ya debería tener a Romeo; podríamos hacer un trueque. O incluso me puedo quedar con Carlo y Miroslava como mascotas.
-Lo hubieses pensado antes de dejarlos escapar.
-Ahora resulta que tienes sentido del humor, Eis –se burla la mujer-. Lo hice porque creía que me divertiría, pero veo que siguen estancados donde mismo. Es una lástima.
Veyper comienza a emitir un brillo aún más potente que el de antes, transformándose ahora en una gigantesca cobra verde hecha de CEMI, mostrando unos largos caninos hechos de energía.
-Fue un gusto –la voz de Veyper retumbaba por todos los rincones-. Tal vez sea rápido, tal vez no, pero estén seguros de que morirán. Nebbia Corrosiva!
La cobra escupe de su boca una niebla altamente ácida con dirección hacia donde estaban Eis y Volt, comenzando a cubrir todo a su alrededor. Una vez disipándose la nube, no se vio rastro de nada, más que de pavimento corroído. La italiana arquea su ceja y suspira ante esto.
-¡Ay, mis niños! –Dice de manera cantarina y tenebrosa al mismo tiempo-. No hacen tonta a Mamma Veyper. Yo sé que están ahí. ¡Vamos! ¡Salgan a jugar conmigo!
Veyper esquiva sin problemas un relámpago que cae cerca de ella.
-Esto ya es viejo, no me gusta jugar a las escondidas. Yo sé a dónde irán sus cachorritos -refiriéndose a Carlo y a Miroslava-. ¿Creen que no sé a dónde los llevarán? ¿Creen que no puedo alcanzarlos? ¡Soy Veyper! ¡Estoy en todas partes!
Pero la única respuesta que recibe es un ataque gélido que Veyper logra alejar con su propia mano. Ahora la mujer apunta con su mano hacia un edificio de donde ella supuso que la estaban arrojando esos poderes, disparando una esfera verde que lo destruyó; no había nada.
-De acuerdo, si vamos a esas, entonces veamos qué tanto resisten.