Sárkány Vol ll: Babilonia La Grande

Capítulo 10: Un Cuento que no era verdad

Interior de la Casa Blanca, Washington D.C.

Romeo observaba a Veyper después de que esta le diera la bienvenida. El muchacho le dedicó un breve pensamiento a la impropia y fuera de lugar forma de vestir de la italiana, pero su rabia era aún más grande como para preocuparse por ese tipo de detalles, así que fue al grano.

-¿Dónde están? –Pregunta con severidad-.

-Aquí no, pero están seguras.

-¡Dime donde están! ¡Con una chingada!

-Woah, tranquilo muchacho. Cuando te conocí eras un amor. Aún recuerdo que…

-¡Cállate! ¡No estoy de humor para tus bromas! ¡Dime ahora o… !

-Ya te lo dije: están bien. ¿Crees que me iba a tomar la molestia de traerlas hasta acá desde Nuevo León?

-Como si no conociera tus trucos, no te creo.

-Si quieres no me creas –Veyper se encoge de hombros-, pero sí les pasará algo si sucede lo que creo que sucederá: la Serpiente Blanca está por tomar la base de la Luna de Mayo, y no hay nada ni nadie que los pueda parar. Así que, si quieres tener la certeza de que tu familia volverá a ver la luz del día, te hago la siguiente propuesta: únete a mí. Sí, suena bastante cliché, pero es lo mejor para todos. El Dragón Verde y el Dragón Rojo unidos por la causa de un mundo mejor.

-¿Crees que soy idiota? ¿Tú crees que no vi cómo enviaste a esa gente inocente a su muerte?

-El inocente es otro. Yo vi todo lo que pasaba porque tomé posesión de uno de los miembros de mi propia organización, basta con ver cómo estuvieron a punto de follarse a tu amiguita; toda la destrucción que causaron, solamente porque les importaba más sus propias vidas que las de los demás. Pudieron haber elegido no obedecernos y morir con dignidad; pero no, prefirieron escoger a sus miserables vidas en lugar del bien común. Por eso mismo el viejo ser humano va a perecer, porque no les interesa la supervivencia de su especie, ni siquiera de su propio planeta. Es nuestra oportunidad para redimirnos, Romeo. No seamos como ellos. Hay que estar unidos en esta nueva evolución de la humanidad, en este empoderamiento de un nuevo humano más apto para los retos del mañana. Es cuestión de la naturaleza. ¿O acaso ves al Homo Erectus aún entre nosotros?

-Guárdate ese discurso barato. No metas a toda la gente en el mismo saco. Además, tampoco es que tú seas el claro ejemplo de la solidaridad; solo utilizas a la gente para tus fines.

-Te equivocas, solo utilizo a los humanos. Mis camaradas dotados sí me importan… no, incluso los humanos que saben cuál es su lugar en este nuevo camino de la evolución tienen mi respeto. Lo que no tolero es que quieran aferrarse a su existencia de una manera tan patética como lo hicieron esos desgraciados. ¡Oh! –Veyper hace un gemido orgásmico-, vi como intimidaste a todos esos gusanos con tan solo apuntarles con tu mano. Solo ver ese rostro frío, ese instinto de depredador que tienes, hacía que la temperatura corporal de mi cuerpo se elevara. Como si yo estuviese recibiendo tu poder –Veyper se abraza de sí misma, como si imaginara todo lo que sucedía-.

-Estás enferma.

-Así es, y no me avergüenzo de ello. Yo soy yo, y no cambiaré por nada ni por nadie.

-¿Y así quieres gobernarlo todo?

-Sí, porque yo no miento como los gobiernos; yo no miento como Kaiser. Estaré loca, estaré enferma, pero no le miento a quien no se lo merezca. Y tú, mi querido Romeo, te mereces toda la verdad. ¡Lo mereces todo! ¡Eres el Dragón Rojo! Mereces que todos te teman y te respeten.

-Para nada, jamás seré como tú. Y sí, Kaiser tal vez nos ocultó información, pero no nos mintió.

-Claro que les ha mentido en muchos aspectos.

-Cállate, no quiero escucharte.

-Pero si tan solo me escucharas…

-¡No necesito oírte!

Romeo habló con la voz más firme que jamás haya tenido. Veyper suspira de resignación.

-Parece que no tenemos otra salida, ¿verdad? Para no suplicarte, asumo que no aceptarás mi oferta.

-No.

-De acuerdo. Entonces tendré que comerte.

Veyper se abalanza a una velocidad demoníaca hacia Romeo, todo esto mientras despedía energía verde, pero este logra detenerla al colocar sus manos en los hombros de su atacante; el choque de ambos retumbó en toda la sala, rompiendo vidrios y agrietando paredes. Los dos quedaron trabados en una especie de prueba de fuerza, tratando de empujarse el uno al otro. En esta posición, tan cerca el uno del otro, Veyper toma con su mano la nuca de Romeo, acercando su boca al oído del muchacho.

-Es tan excitante tenerte tan cerca.

Pero Romeo la derriba, azotando su cuerpo violentamente contra el piso y causando que el sonido de dolor que lanzó la mujer pareciera más un orgasmo, pero esta no pierde el tiempo y se transforma en una serpiente verde gigante que se abalanza contra el mexicano, quien la trataba de detener, pero la fragilidad de los pisos hizo que no pudiera sostener a la bestia, la cual terminó arrastrándolo por todos los pasillos de aquella casa, hasta salir por la fachada norte de la Casa Blanca. La serpiente ahora caía en picada con Romeo aun tratando de detenerla, terminando ambos en el piso, pero el joven se mantenía de pie, aun deteniendo las fauces de aquel animal. Romeo comenzaba a concentrar su poder, causando que sus ojos se tornaran rojos; de estos mismos, un rayo de energía sale disparado hacia la boca de la serpiente, partiéndola a la mitad. Veyper volvía a su estado normal, abalanzándose hacia Romeo con una patada de arriba hacia abajo, quien logró cubrirse, pero el puro impacto provocó un fuerte estruendo que se escucha por todos los alrededores. La de la Serpiente Blanca intentaba otra patada, pero Romeo logró tomarla del pie, dando la media vuelta y arrojándola lejos, aunque ella evitó el impacto al dar un giro en plena trayectoria, colocando sus pies y manos en el piso para evitar que sea arrastrada más metros; una vez deteniendo su trayectoria, volvió a arrojarse hacia el mexicano, dándole una andanada de puñetazos tan rápidos que hasta sonaba como si fuera una ametralladora. Romeo solo se cubría de ese ataque.




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