Las lágrimas son palabras que la boca no puede decir ni el corazón puede soportar.
Anónimo
24 de diciembre 2013
Nueva York, EE. UU.
El objetivo de la navidad, de un modo general, se ha enfocado en dar y recibir amor, disfrutar los momentos con la familia y las tradiciones; es una fecha que da espacio a alimentar el espíritu y disfrutar de los pequeños, pero valiosos detalles que la vida nos otorga.
Muchas personas también expresan que en esta época se puede renovar la fe en Dios.
Vamos que, cada persona es libre de creer en aquello que le apetezca, algunos creen en Dios y otros no. Lorena hasta la edad de 12 años fue fiel creyente de ese Dios, para ella, el Dios al que sus padres le enseñaron a adorar, le daba la confianza de que su familia viviría protegida de lo malo, pero a esa misma edad, fue la última vez que ella creyó en él.
¿Por qué? Digamos que, para Lorena, ese Dios, le falló.
Sus padres volvían un 24 de diciembre a la ciudad de Nueva York para festejar, como cada año, a lado de su pequeña Lorena, sin embargo, eso no pudo ser, una mala obra del destino condujo a los Williams a sufrir un terrible accidente aéreo, que dejaría a Lorena hundida en la tristeza a la corta edad de 12 años.
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25 de diciembre 1997
Lorena estaba lista para recibir a sus padres, mientras ellos llegaban, se entretenía a lado de su nana Sophie horneando las galletas que tanto le gustaban a su padre.
Justo en ese momento veía con ojos brillosos el cristal del horno que permitía la visión de las galletas que en él se cocían.
— ¡Están quedando increíbles nani! — exclamó con alegría, mientras veía como la masa se cocinaba.
— Claro que si mi niña, verás que a tu padre le encantarán, y comerá muchísimas — mencionó con seguridad su nana mientras agregaba otra charola con galletas en el horno.
— Sobre todo porque le agregamos el ingrediente especial, ¿cierto?
Su nana asintió dándole una mirada de ternura; le encantaba verla tan feliz cada que sus padres regresaban de algún viaje de negocios. Sophie admiraba a Simon y Jennifer, eran un matrimonio que a pesar de necesitar salir de viaje nunca faltaban a alguna festividad de cumpleaños de Lorena o a navidad e incluso sus tiempos libres y relajados los pasaban con la pequeña.
El timbre sonó haciendo que Sophie dejara lo que estaba haciendo, frunció el ceño pues no esperaban a nadie y los padres de Lorena contaban con llaves para ingresar a la mansión.
Se dirigió a la entrada principal y en cuanto en su campo de visión aparecieron dos agentes de la policía, su cuerpo sintió que algo malo estaba por ocurrir, y vaya que su instinto no le falló, había recibido la peor noticia.
— Lo siento mucho, señora, le prometemos que la investigación seguirá hasta las últimas consecuencias — fue lo último que escuchó por parte del oficial antes de que este y su compañero abandonaran el lugar.
Ese día, una parte de Lorena se fue junto a sus padres.
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De no haber sido por su mejor amigo Nicholas y el amor de su nana, Lorena jamás hubiera salido de la oscuridad que la envolvió aquella fatídica noche.
Creció junto a Sophie, disfrutando lo último de su niñez y su etapa adolescente lo mejor que pudo, y al ser una profesionista, se dedicó a seguir manejando las inversiones de sus padres y también a construir un imperio enfocado en lo que tanto le gustaba ejercer, la mercadotecnia y la publicidad. Si, habían logrado que Lorena siguiera con su vida, que no se estancara, pero algo que no pudieron lograr fue que ella volviera a celebrar la navidad; y al final de todo, tanto Nicholas como Sophie, comprendieron que en esta fecha lo mejor era darle su espacio.
Parte del duelo fue superado.
Como cada navidad, entre cientos de lapidas, sentada sobre el húmedo y frío pastizal, Lorena aprecia con tristeza el lugar donde yacen los restos de sus padres, narrando sus logros, sus sentimientos, sus tristezas, preocupaciones y todo aquello que formaba parte de su día a día, esa, era la forma en que ella se sentía un poco cerca de ellos a pesar de ya no tenerlos físicamente a su lado.
— He vuelto a ser elegida conferencista en uno de los eventos más importantes de Marketing y Publicidad… — contaba con lágrimas corriendo por sus mejillas — … sé que desde donde están, me han ayudado a seguir cumpliendo mis metas — sorbió su nariz —. No saben cuánto los extraño, a pesar de que me he acostumbrado al hecho de que ya no estén aquí, no me acostumbro del todo al dolor que me provoca esta fecha y los recuerdos, esos recuerdos que quiero enterrar, pero no puedo porque el saber la verdad de lo sucedido y no poder hacer que el mundo lo sepa, me hace sentir una inútil — sollozó fuertemente —. Quisiera que estuvieran aquí, celebrando y recibiendo conmigo cada premio y viéndome destacarme en esa conferencia a la que me han invitado, quisiera escuchar uno de sus tantos consejos, sobre todo cuando siento que no puedo más. Los amo y los extraño tanto.