Saturn [# 1 Cerises] Nueva Version

• 06 - Manejar el dolor de la verdad •

Háblame siempre con la verdad, probablemente no me guste o no sepa manejarla, pero déjame ser yo quien decida qué hacer con ella.

Anónimo

 

15 de marzo 2014

Nueva York, EE. UU.

 

Aquellos que creen que ocultar la verdad es lo mejor, cuál es su respuesta ideal a:

¿Qué caso tiene ocultar algo que tarde o temprano se sabrá?

Si algo emocionaba a Lorena era ejercer su carrera, adentrarse en temas de mercadotecnia y publicidad, diseñar bocetos, editar comerciales, en fin, todo ello la hacía sentir plena, feliz y orgullosa de sí misma.

Hoy por fin había llegado una de las fechas más importantes para ella, todo estaba planeado, sus invitados ya contaban con sus asientos reservados, su presentación más que preparada, bueno, ciertas cosas probablemente no serían como el año pasado.

— Cuídate mucho mi niña, sé que lo harás espectacular — le decía su nana mientras la abrazaba fuertemente.

— ¿Enserio no puedes cancelar tu compromiso y venir conmigo? — preguntó Lorena, triste —. Nick me ha dicho que no podrá asistir porque tendrá una operación importante y no quiero llegar sin acompañante, ósea Hanna va conmigo, pero quisiera que tú o Nick fueran — expuso.

— Lo siento mi niña, pero no puedo, hey, — tomó la barbilla de Lorena con su índice y pulgar, y la hizo mirarla —, sé que lo harás genial, no estaré físicamente ahí este año, pero si estaré presente aquí, todo el tiempo — señaló con su dedo índice el centro del pecho de Lorena, robándole una sonrisa.

— Te amo nani, gracias — la abrazó una última vez —. Nos vemos en unos días.

— Yo te amo más mi niña, buen viaje.

La pelirroja miró por última vez a Sophie y le lanzó un beso; la mujer con diversión realizó el acto de atraparlo y dejarlo en su pecho.

Lorena subió al coche que la llevaría al aeropuerto y siguió hasta el último momento despidiéndose de su nana, con un movimiento de mano.

Al cabo de unos minutos se encontraba frente al jet destinado para trasladarla hasta Wisconsin. Descendió del vehículo vislumbrando de inmediato a Hanna que esperaba por ella; dejó que el chofer se encargara de su equipaje mientras ella caminaba hacia su asistente.

— Buenos días, Hanna — saludó la pelirroja con efusividad y dejando un beso en la mejilla de Hanna.

— Buenos días, Lore — la castaña carraspeó, nerviosa, algo que no pasó desapercibido para Lorena.

—¿Te pasa algo? — preguntó preocupada.

— No — Hanna intentó sonar segura, pero falló en el intento —. ¡Agh! — pasó una mano por su cabello con nerviosismo —. Subamos y en el camino te cuento.

— Eh… está bien — concedió Lorena, aún extrañada por la actitud de su asistente.

Ambas subieron las escalerillas del jet, recibiendo una cortés bienvenida del piloto y su equipo, respondieron con palabras de agradecimiento y tomaron asiento, una frente a la otra.

— ¿Les ofrezco algo de beber? — preguntó la azafata con una sonrisa amable.

— Yo una copa de champán, ¿tú quieres lo mismo Hanna? — ofreció a su asistente.

— Si, lo mismo está bien.

— De acuerdo, en un momento las traigo.

— Gracias — agradeció Lorena sonriendo.

Hanna veía tan sonriente a su amiga, que le caía como peso muerto el tener que contarle lo que sabía; se sentía mal por ella, la apreciaba porque cuando nadie creyó en ella ahí estuvo Lorena para darle apoyo.

Es por eso por lo que, tenía que decirle el por qué Nicholas no iba a asistir con ella al congreso.

— Bueno ¿qué es lo que me tenías que decir? — rompió Lorena el silencio en cuanto sus bebidas les fueron entregadas.

— Lucas me hizo llegar como siempre la lista de asistentes al evento, y quiero que…

— Oh lo siento, dame un momento — Lorena le dijo en cuanto el sonido de su móvil las interrumpió —. Es un mensaje de Nick, deseándome suerte en el evento — comentó sonriente la pelirroja, pero antes de que pudiera abrir la notificación para responder, Hanna la tomó de las manos.

— Necesito que veas la lista — pidió Hanna con una mueca de por medio.

Lorena se preocupó ante el tono de su voz y tomó el folder que le ofrecía la castaña, no era toda la lista de invitados, solo una parte de ella y a mitad de esta, un par de nombres podían apreciarse marcados con resaltador, sintió sus ojos inundándose de lágrimas y su pecho adolorido tras leer.

<<Olivia Lawrence y Nicholas Wright.>>

— ¿Estás segura? — la pelirroja miró con tristeza su amiga, y Hanna al ver el desánimo transmitido por aquellos ojos miel, sintió las mismas ganas de llorar.

— Si — tragó saliva —, muy segura, él figura como acompañante de Olivia Lawrence.




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