La verdad es como el sol, se puede ocultar durante un tiempo, pero no va a desaparecer.
Anónimo
15 de marzo 2014
Milwaukee, Wisconsin, EE. UU.
Milwaukee, en el estado de Wisconsin, reconocida por ser la ciudad más grande del estado y por sus escenarios acogedores de múltiples festivales eclécticos, recibe en su Aeropuerto Internacional civil-militar ‘General Mitchell’, por un lado, en una de sus principales pistas privadas, a Lorena junto a Hanna y por otro, de un vuelo primera clase, a Nicholas y Olivia.
Pero además de ellos, un avión privado realiza también acto de presencia en el mencionado aeropuerto, trayendo consigo a uno de los más fieles admiradores de Lorena.
…
— La reunión de bienvenida será dentro de tres horas, tenemos tiempo suficiente para arreglarnos y comer algo — mencionó Hanna con la vista perdida en su tableta.
— Vamos entonces, no quiero que el tiempo termine apremiándonos — dijo la pelirroja con una sonrisa.
Subieron a la camioneta que con anticipación Hanna había alquilado y se dirigieron a su siguiente parada.
…
— No entiendo cómo es que dicen ser vuelos de primera clase, cuando tienen un pésimo servicio — refunfuñaba Olivia mientras tomaba su gran maleta.
— Lo que yo no entiendo, amor, es que traigas una maleta de ese tamaño para tres días de viaje — rio levemente Nicholas, ganándose una seria mirada por parte de Olivia.
Olivia suspiró y se dirigió a la salida del aeropuerto, sin volver a prestar demasiada atención al pelinegro, su novio.
∞
Para comodidad y cercanía de los asistentes al próximo evento del que Milwaukee era sede, Hilton Milwaukee City Center, se convertía en el sitio perfecto para el alojamiento de estos.
Entre ellos, Olivia Lawrence hacia aparición, siendo, como era una costumbre, la mujer de negocios a la que, según ella, todo mundo debía apreciar.
— ¡Ey, señorita, todos estamos esperando, haga el favor de tomar la fila! — gritaba uno de los presentes formados, mientras observaba con desacuerdo a la rubia tomar lugar frente a la recepcionista, ignorando las protestas.
— Reservación a nombre de Olivia Lawrence, la suite presidencial — habló con nulo interés de obsequiarle al menos una mirada a la chica frente a ella.
— Señorita, le pido respete la fila, estamos satura…
— Solo deme la llave, no tengo tiempo ¿sí? — Olivia interrumpió a la chica.
Nicholas suspiró, pero decidió quedarse alejado de Olivia, la conocía y cuando estaba estresada solía actuar de esa forma, o al menos es lo que él había notado.
Aun así, la amaba, ya hablaría con ella en privado.
Apartado de aquel caos, en el hotel Kinn Guesthouse Downtown, se recibía con ánimo por parte de empleados y de las mismas instalaciones, a Lorena, misma que ingresaba al lugar con una resplandeciente y cálida sonrisa.
— Bienvenida señorita Williams, es un placer volver a contar con su presencia en esta casa — expresó la recepcionista, realizando un ademán de brazos abiertos.
— Oh Frida, muchísimas gracias, para mi es un honor volver aquí — sonrió Lorena con simpatía.
Giró sobre su eje, admirando el sitio; realmente le agrada hospedarse en aquel lugar que era especializado en colocar a los huéspedes en el centro de la acción de la ciudad, sin perder al mismo tiempo su toque de tranquilidad.
Lo que más le agradaba era que aquel sitio tenía una fusión perfecta entre un hotel de lujo moderno, pero con las comodidades y sensación hogareñas que cualquiera llega a buscar.
— Una Suite Deluxe Queen — habló en tono de confirmación Frida y Hanna asintió —. Perfecto, esta es su clave de entrada a la habitación durante su tiempo de estancia, su recibo y sus maletas ya se encuentran en la habitación — continúo Frida dirigiéndose a Hanna.
— Te agradezco — dijo la castaña.
Lorena agradeció igualmente y junto a su amiga se encaminó al ascensor, para subir hasta el piso correspondiente.
Una habitación de seiscientos pies cuadraros, perfectamente amueblada y con preciosos decorativos de iluminación las recibió en segunda instancia en aquel hotel.
— Tengo un cansancio de los mil demonios — expresó Lorena tirándose de inmediato en una de las camas tamaño Queen.
— Hace días que estás en ese estado, hasta la actividad más mínima provoca que estés así, regresando a Nueva York iremos con la doctora Montgomery — replicó Hanna, con la suficiente seriedad para que la pelirroja no comenzara a negarse.
— Te prometo que iremos, no te enfades, puede que solo sea una leve falta de vitamina — se levantó de la cama y se encaminó al baño, no sin antes darle un abrazo a la castaña —. Me ducharé para que después lo hagas tu y nos de tiempo de ponernos muy guapas.