Casi nunca recibimos lo que damos, pero siempre damos lo que somos y eso, es lo que verdaderamente importa.
Anónimo
6 de diciembre 2014
Nueva York, EE. UU.
— Bueno, ya está todo listo, solo debemos esperar a que los invitados lleguen.
— Será tu mejor cumpleaños hermanito…
Nicholas escuchaba hablar a su novia y su hermana Isabella, pero no prestaba la atención suficiente, en su mente, estaba su amiga Lorena, y los cuatro meses que ya habían transcurrido desde que se fue de la ciudad, luego del funeral de nana Sophie.
Aún recordaba el día en que él y Hanna habían ingresado al pent-house con el fin de ver como se encontraba, pero en lugar de eso, encontraron el lugar completamente desocupado.
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3 de agosto 2014
— Espero que Lore se encuentre mejor — comentó Hanna, mientras abordaban el ascensor del edificio donde vivía Lorena —. No sé cómo es que la vida le pone estas pruebas tan duras, siendo que ella es tan buena persona — terminó con tristeza.
— Ha resistido a tanto — respondió suspirando, Nicholas —Verás que, con nuestra ayuda, ella saldrá adelante.
— Si… espero que esta vez no te olvides de ella — susurró Hanna eso último, sin embargo, él pudo escucharlo, pero no dijo nada al respecto, pues sabía que había sido un mal amigo cuando se olvidó del cumpleaños de Lorena.
Ambos ingresaron al lujoso pent-house y llamaron repetidas veces a Lorena, y al no obtener respuesta, entraron en pánico. Imaginándose lo peor, corrieron a la habitación de la pelirroja, pero al igual que el resto del lugar, lo encontraron vacío.
— Al parecer no la encontraremos aquí — mencionó Hanna, tomando en sus manos un trozo de papel que se encontraba sobre la cama.
— ¿Por qué?
Hanna, le entregó aquella pequeña nota a Nicholas, el cual, leyó el contenido con detenimiento.
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Estaré bien, lo único que necesito es sanar. Sé que con su apoyo sería más fácil, pero necesito, al igual que con mis padres, encontrar una nueva conexión con mi nana.
Les prometo que volveré cuando me encuentre lista.
Los amo.
Lore.
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A pesar de haber leído aquella nota, el no pudo estar tranquilo.
No saber, absolutamente nada de ella, realmente le preocupaba, le gustaría que por lo menos ella le enviara un mensaje diciéndole que estaba bien, pero en lugar de eso, Lorena había desaparecido por completo.
Y justamente en el día de su cumpleaños, es cuando más hubiese gozado de que ella estuviera a su lado, pero ¿con qué derecho podía pedir tal cosa?
El primer cumpleaños sin su mejor amiga, sin su compañera de millones de aventuras a través de todos esos años…
Al final, tenía que aceptar que, su cumpleaños número treinta, sería el primero, sin Lorena a su lado.
Definitivamente, no sería su mejor cumpleaños.
— ¿Nos estás escuchando?
Salió de sus pensamientos en cuanto escuchó a su hermana hacer la pregunta, con un tono bastante alto.
— Perdón. ¿Qué decían? — dijo, parpadeando rápidamente, tratando de volver a centrarse en las dos mujeres frente a él.
— ¿En qué pensabas, amor? — preguntó curiosa, su novia.
— En algo que me tiene preocupado, pero sigamos….
Se enfrascó en la conversación con ellas, pero dejando la mitad de su atención, en su preocupación por Lorena, manteniendo sus preguntas, sin respuesta… ¿A dónde se fue? ¿Qué estará haciendo? ¿Se fue con alguien…?
∞
A mitad de la celebración, Nicholas se encontraba bebiendo y platicando con algunos de sus compañeros de trabajo, cuando uno de los meseros, le informó que lo buscaban en la puerta principal.
— ¿Quién es? — dijo poniendo su atención en el hombre.
— No sabría decirle, señor, solo me informó que el encargo fue que usted recibiera personalmente el paquete.
Nicholas, confundido, asintió; se disculpó un momento con sus compañeros y se encaminó a la puerta principal, encontrándose, una vez ahí, con un hombre que traía entre sus manos una caja.
— ¿Doctor Wright? — preguntó el hombre, acercándose a él.
— Si, soy yo — le confirmó, viéndolo aun con confusión.
— Lamento no haber entregado el paquete al anterior caballero, pero la indicación fue que se le entregara personalmente.
— No se preocupe, entiendo — le respondió con calma.