Saturn [# 1 Cerises] Nueva Version

• Un pequeño vistazo al pasado IV •

La lealtad puede decirse que es el camino más corto entre dos corazones.

José Ortega y Gasset

 

05 de septiembre 2003

Nueva York, EE. UU.

                             

Lorena y Nicholas caminaban por los pasillos de Dalton School, una escuela preparatoria privada bastante reconocida en Nueva York; visualizaban los folletos relacionados a universidades, estaban emocionados, finalmente entrarían a la universidad, a un paso de lograr sus sueños. En unos días realizarían los exámenes y entrevistas para la carrera que querían estudiar, bueno, al menos Lorena.

— ¿Qué pasa, Nick? — preguntó Lorena, en cuanto lo escuchó suspirar con tristeza.

— Nada, cerecita — respondió afligido.

— ¿Seguro? — Lorena seguía preocupada.

— Es que… no sé cómo decirle a mi padre que quiero estudiar medicina y no la aburrida carrera de derecho.

Ah si, los Wright eran reconocidos por el legado de abogados, pero para la mala suerte de la familia, Nicholas no tenía interés en seguir con tal representación, él quería otra cosa, algo que realmente le gustaba y apasionaba…

La medicina

Él quería ser un gran médico, salvar vidas y estar en ese mundo que encontraba fascinante.

— Háblalo con él, sé que entenderá — lo animó Lorena.

— No lo hará — dijo resignado.

Diez días después…

— ¿Qué tal? ¿Cómo te fue? — preguntó Lorena a Nicholas cuando lo vio salir de la oficina de entrevistas.

— Estaba demasiado nervioso, pero he sabido controlarlo, yo creo que me fue de maravilla, ya solo es esperar los resultados — contestó abrazándola.

— Verás que te aceptaran, estoy segura, tienes alma de doctor.

— No puedo creer que me convencieras de hacer esto, no sé qué haré cuando mi padre nos pregunté hoy en la cena, qué cómo me fue con su amigo de la facultad de derecho.

— No te preocupes Nick, estaré contigo, juntos lo afrontaremos hoy — contestó la pelirroja, sin una pizca de miedo.

— Gracias, cerecita — besó la mejilla de su mejor amiga y finalmente abandonaron las instalaciones de lo que sería su futura casa de estudios.

Realmente, pasar el tiempo con los Wright, para Lorena era algo grato, siempre la habían recibido como un miembro más de la familia y eso, a su corazón, le agradaba.

— Y bien, Lorena, — llamó su atención el padre de Nicholas —, ¿cómo te fue en tu entrevista para la universidad? — preguntó en cuanto todos tomaron lugar en la sala luego de haber tenido una agradable cena.

— Muy bien, señor Wright, creo que tengo muchas posibilidades de ingresar.

— Oh, claro que lo harás, querida, eres muy inteligente y tienes madera para todo lo que conlleva el mundo empresarial, heredaste tal gusto de mi mejor amigo — dijo el hombre con orgullo y algo de nostalgia.

— Gracias, señor Wright.

— ¿Y tú, hijo? ¿Cómo te fue con Gardner? — preguntó su padre, viéndolo fijamente a la espera de la respuesta.

Nicholas miró a Lorena y esta, sin importarle las miradas de los demás presentes, tomó la mano de Nicholas entrelazando sus dedos y la apretó con fuerza, dándole los ánimos para hablar.

— No fui con él a la entrevista, papá — confesó firme, gracias al apoyo que sentía mientras Lorena sostenía su mano.

— ¿Cómo? — dijo su padre dejando a un lado su copa de whisky.

— Que no fui con él a la entrevista, fui a la Facultad de Medicina de la universidad.

— Pero ¡¿qué te pasa?! — el hombre se posó de forma intimidante delante de su hijo que permanecía sentado al lado de su mejor amiga, solo que ahora él se encontraba temblando —. ¡Te advertí que no quería que estudiaras medicina, tenías que seguir con el legado de la abogacía de la familia Wright!

— A mí no me gusta esa carrera, quiero estudiar lo que me agrade, no algo que odiaré toda mi vida…

Su padre era comprensivo, sí, no era mal padre, pero cuando el tema de las carreras universitarias salía, era todo un problema tratar con él. Pero vamos, siempre hay alguien que puede poner en su lugar a la gente.

— A mí me da igual eso, tu deber es…

— ¡SU DEBER ES HACER LO QUE A ÉL LE HAGA FELIZ! — todos en la sala, incluso el padre de Nicholas, se sobresaltaron ante el grito de Lorena, que se paró firmemente frente al señor Wright.

— Con todo respeto, Lorena, esto no es un problema tuyo, así que…

Oh no, señor Wright, aún no es su turno de hablar, Lorena apenas empieza.

— Si es mi problema, porque Nick es mi mejor amigo — Lorena podría tener apenas 18 años, pero era mucho más fuerte y madura que cualquier chica de su edad —. Él no va a estudiar y vivir de algo que lo hará infeliz toda su vida, el hará lo que le gusta, lo que lo haga sentirse vivo día a día y que más que un trabajo sea algo que lo anime a siempre seguir adelante. ¿A usted y a los demás del legado los hace feliz ser abogados? Bien, pues sigan siéndolo, pero no pretendan obligarlo a él a que siga el mismo camino.




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