Saturn [# 1 Cerises] Nueva Version

• 28 - Ideas exageradas •

Nos hacemos siempre una idea exagerada de lo que no conocemos.

Albert Camus.

 

15 de octubre 2015

Nueva York, EE. UU.

Oficinas de ‘W Communications’

 

— ¡Siempre me dice lo mismo, no es posible que siempre que venga no esté, llevo casi 10 días, tratando de localizarla, debo hablar con ella! ¡¿Qué no lo entiende?!

Los empleados de ‘W Communications’ ya se habían estado acostumbrando a ser espectadores de los gritos de Nicholas, durante nueve días, siempre a la misma hora de la mañana.

— Doctor Wright, nuevamente, como todas las veces anteriores que ha venido, le digo que la señorita Williams, no se encuentra — respondió de manera educada la recepcionista, aunque ciertamente ya algo cansada.

— Usted me está mintiendo, porque ni siquiera alza el teléfono para llamar a su oficina — el pelinegro comenzaba a alterarse nuevamente.

Y estaba por gritar algo más, pero una tercera voz hizo acto de presencia.

— ¿Qué pasa, Jess? — preguntó Hanna.

— El doctor Wright busca a la señorita Williams, ya le he dicho una vez más que no se encuentra, pero insiste en no creer.

— ¿Qué pasa, Nicholas? — se dirigió ahora a el hombre, luego de escuchar la explicación de la recepcionista.

— Ya te explicaron, quiero ver a Lorena, pero no me dejan, ¿por qué? — dijo aún molesto.

— Porque no está, ya te explicaron, pero no pareces entender. — Hanna lo miró con flojera, dándole a entender que no discutiría con él —. No se encuentra ni en la empresa, ni en la ciudad.

— ¿Y dónde está?

— En Paris — respondió con simpleza, Hanna, encogiéndose de hombros.

— ¿Paris? ¿Con el bastardo de Luca? Pero que digo, claro que está con él. Ese bastardo solo la está envolviendo con mentiras.

— Como sea, acompáñame. No está Lorena, pero ha enviado algo para ti, así que vamos para que te lo pueda entregar — le hizo una seña con la cabeza.

Llegaron al ascensor y subieron al piso de la oficina de Lorena, Hanna se encaminó dentro del espacio de su jefa, seguida del doctor que veía todo, recordando las veces que visitaba a su amiga.

Tenía tiempo que no pisaba aquel sitio.

— Toma — escuchó a Hanna, la cual le tendía un sobre con detalles tipo encaje, color aperlado.

— ¿Qué es esto? — preguntó confundido, tomando lo que la mujer le ofrecía.

— Léelo — dijo simplemente Hanna, mirándolo sin mucho interés.

Por alguna extraña razón, que Nicholas no comprendía, sentía que lo que estaba por leer, le iba a quitar la poca paciencia que le quedaba.

Y efectivamente, lo que sus ojos comenzaron a leer, le estaba quitando la poca paciencia que tenía aun en su sistema, una y otra y otra vez pasó la mirada por aquel texto, esperando que, en alguna de esas leídas, lo que ahí estaba escrito, cambiara.

Pero no fue así, un fino trozo de acrílico con letras en cursiva, indicaban el nombre de Lorena y Luca, en una elegante invitación a compartir con ellos, lo que definían como el mejor día de sus vidas.

Su boda.

Nicholas se negaba, ella no podía estar por casarse con Luca, con él no; una parte de él le recordaba y trataba de hacerle entender que no tenía ningún derecho a molestarse, él estaba casado con la mujer que más envidia y celos tenía de Lorena.

Pero no le iba a hacer caso a esa parte racional, así que estaba molesto, no eran celos, claro que no, o al menos su mente también repetía eso.

— Se van a casar — susurró y apretó los dientes, en un intento de frenar un poco su molestia.

— Si. En caso de que, si quieras ir, el avión que nos llevará, sale a las ocho de la mañana del veinticuatro, así que solo avísame en un mensaje si asistirás.

Hanna le tendió su tarjeta con su número de celular, para que el hombre tuviera el contacto con ella, la mujer sentía que Nicholas no iría y en parte eso le preocupaba, porque a pesar de todo, sabía que a su amiga Lorena le gustaría verlo ahí, compartiendo su felicidad, y si él no iba, una parte de Lorena se sentiría muy triste, pero a su vez pensaba que todo puede pasar y a lo mejor el hombre si decidía asistir al evento.

— No se puede casar con él, estoy seguro de que solo quiere lastimarla. ¡Además solo llevan ¿qué? ¿Un mes de novios?!

— Ajá — Hanna no tomó interés en su comentario, pues había visto a Luca tratar a Lorena y sabía que lo que menos haría ese hombre sería lastimarla.

— Por Dios, Hanna, es más que obvio.

—Mira, Nicholas, — lo miró con paciencia. Bueno más o menos —. No sé a qué viene este teatro, cuando tu fuiste él que le dijo a Lore que no querías volver a verla, — Nicholas estaba por argumentar lo sucedido —, y sí, sé que todo apunta a que ella hizo algo malo, pero no la dejaste explicarse así que no empieces ahora con esos celos de mejor amigo o lo que sea que estes haciendo. Quiero que Lore sea feliz y gracias a Luca la he vuelto a ver sonreír como hacía mucho no lo veía hacerlo.




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