Saturn [#1 Cerises] Primera Edicion

¿Recibimos aquello que damos?

FELIZ CUMPLEAÑOS NICK

8 de diciembre 

—Bueno, ya está todo listo, solo debemos esperar a que los invitados lleguen.

—Será tu mejor cumpleaños hermanito…

Nicholas escuchaba hablar a su novia Olivia y su hermana Isabella, pero no prestaba la atención suficiente, en su mente estaba su amiga Lorena, cuatro meses habían transcurrido desde que se fue de la ciudad, luego del funeral de nana Sophie.

Aún recordaba el día en que él y Hanna habían ingresado al pent-house con el fin de ver como se encontraba Lorena, pero en lugar de eso, encontraron el lugar completamente vacío.

Flashback

—Espero que Lore se encuentre mejor. — comentó Hanna mientras abordaban el ascensor del edificio donde vivía Lorena. — No sé cómo es que la vida le pone estas pruebas tan duras, siendo que ella es tan buena persona. — terminó con tristeza.

—Ya se… — respondió suspirando Nicholas. — …pero verás que con nuestra ayuda ella saldrá adelante.

—Si… espero que esta vez no te olvides de ella. — susurró Hanna eso último, sin embargo, él pudo escucharlo, pero no dijo nada al respecto, pues sabía que había sido un mal amigo cuando se olvidó del cumpleaños de Lorena.

Ambos ingresaron al lujoso pent-house y llamaron repetidas veces a Hanna, y al no obtener respuesta, entraron en pánico imaginándose lo peor, corrieron a la habitación de Lorena, pero al igual que el resto del lugar, lo encontraron vacío.

—Al parecer no la encontraremos aquí… — mencionó Hanna, tomando en sus manos un trozo de papel que se encontraba sobre la cama.

—¿Por qué?

Hanna, le pasó aquel papel a Nicholas, el cual leyó el contenido con detenimiento.

=No se preocupen por mí, estaré bien, lo único que necesito es sanar, sé que con su apoyo sería más fácil, pero necesito al igual que con mis padres, encontrar una nueva conexión con mi nana.

Les prometo que volveré cuando me encuentre lista.

Los quiere, Lore. =

Fin del flashback

A pesar de haber leído aquella nota, el no pudo estar tranquilo, no saber absolutamente nada de ella, realmente le preocupaba, les gustaría que por lo menos ella le enviara un mensaje diciéndole que estaba bien, pero en lugar de eso, Lorena había desaparecido por completo.

Y justamente este día, el día de su cumpleaños, le encontraría mucho significado a aquella frase que expone que lo que damos, es lo que recibimos.

Su cumpleaños número treinta, el primero sin Lorena a su lado.

El primer cumpleaños sin su mejor amiga, sin su compañera de millones de aventuras a través de todos esos años…

Definitivamente no sería su mejor cumpleaños.

—¿Nos estás escuchando? — salió de sus pensamientos cuando escuchó a su hermana hacer la pregunta con un tono de voz bastante alto.

—Perdón… ¿Qué decían? — dijo parpadeando rápidamente, tratando de volver a centrarse en las dos mujeres frente a él.

—¿En qué pensabas, amor? — preguntó curiosa su novia.

—En algo que me tiene preocupado, pero sigamos….

Se enfrascó en la conversación con ellas, pero dejando la mitad de sus pensamientos aún con su preocupación por Lorena, manteniendo sus preguntas sin respuesta… ¿A dónde se fue? ¿Qué estará haciendo?

§

A mitad de la celebración, Nicholas se encontraba bebiendo y platicando con algunos de sus compañeros de trabajo, cuando uno de los meseros, le informó que lo buscaban en la puerta principal.

—¿Quién es? — dijo poniendo su atención en el hombre.

—No sé señor, solo me dijo que el encargo fue que usted recibiera personalmente el paquete.

Nicholas confundido, asintió, se disculpó un momento con sus compañeros y se encaminó a la puerta principal, encontrándose una vez ahí con un hombre que traía entre sus manos una caja.

—¿Doctor Wright? — preguntó el hombre acercándose a él.

—Si, soy yo. — le confirmó viéndolo aun con confusión.

—Lamento no haber entregado el paquete al anterior caballero, pero la indicación fue que se le entregara personalmente.

—No se preocupe, entiendo. — le respondió con calma.

—Bien, aquí tiene… solo, podría firmar aquí.

Nicholas tomó el portapapeles que le ofrecía el hombre y plasmó su firma en el lugar anteriormente indicado. Despidió al hombre, agradeciéndole y al perderlo de vista, ingreso nuevamente a la mansión.

Al tener aquella caja entre sus manos, sintió que era especial, así que buscando un poco de privacidad para calmar la curiosidad de saber que contenía aquel paquete, camino hacia la biblioteca de aquella mansión.

Tomo asiento en uno de los sofás colocando el cartón sobre sus piernas, se deshizo de la cinta que lo sellaba y una vez abierto hurgó entre el material protector, al cabo de unos segundos sintió otra caja.




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