Saturn [#1 Cerises] Primera Edicion

Capítulo 11

Febrero 

En la vida, existen situaciones e incluso sentimientos que nos hacen pensar y cometer locuras, llegamos a un punto de desesperación que no nos permite ver que podemos estar cometiendo un grave error.

Principalmente es muy conocido que el amor nos hace cometer locuras, en este punto, Lorena disfrazó esa frase con en la guerra y en el amor, todo se vale.

Se dice que estar enamorados es perder racionalidad.

Lorena tenía un plan para estar con Nicholas, si salía como planeaba, tenía mucho que ganar, el amor del hombre de su vida y formar la familia con la que tanto ha soñado, pero también tenía mucho que perder si su plan no salía como esperaba.

—No entiendo cuál es tu afán de querer hacer eso, es más probable que lo pierdas por esa estupidez, que por ser sincera confesándole tus sentimientos.

Hanna la veía con un tono preocupado, ambas se encontraban preparando la fiesta de aniversario de la empresa, era conocido que ‘W Communications’ solo realizaba una fiesta de aniversario cada dos años, una costumbre única de la empresa de Lorena.

>> Tienes solo un mes de haber vuelto y estás pensando en locuras. — Hanna sentía nervios de lo que había escuchado de su amiga, la quería, pero veía muy arriesgado lo que ideaba.

—Ya no quiero reprimir más esto, quiero que sepa de una u otra forma de cuanto lo amo.

—Pero Lorena… no creo…

—Por favor, Hanna, ayúdame sin juzgarme ¿sí? — suplicó

—Está bien Lore… — resignada accedió, pero aún le preocupaban las consecuencias que tendría todo.

Se concentraron en los preparativos de la fiesta, decidiendo la temática, el banquete que se ofrecería, el número de invitados, las bebidas, entre mil cosas más, hasta que se vieron interrumpidas por la voz de Nicholas.

—¡Buenos días bellas damas! — saludó de forma efusiva besando la mejilla de Lorena y saludando con una sonrisa a Hanna.

—Buen día, doctor Wright. — respondió el saludo Hanna, observando como Lorena miraba con adoración y con una sonrisa de enamorada a Nicholas. — Yo los dejo, debo llamar a los proveedores que elegimos para lo de la fiesta.

—Cuando termines, me comunicas con Thomas por favor.

Hanna asintió y después de tomar su tableta, salió de la oficina, soltando un suspiro y encaminándose a hacer su trabajo, pero quedándose pensativa de lo que el mes que venía traería consigo.

—Bueno, otros dos años de éxito, doctora Williams. — Nicholas se sentó frente a ella del lado opuesto del escritorio.

—Lo sé, años de esfuerzo, es bueno poder llegar a celebrar este aniversario.

—¿Por qué no lo celebrarías? — preguntó confundido por el comentario de su amiga.

—Oh no me hagas caso… — movió su mano en un gesto para restarle importancia a su anterior comentario. — …mejor dime ¿Qué te trae por aquí?

—Bueno tenía ganas de venir a saludarte, luego de meses que estuviste lejos tengo que aprovechar.

Lorena sonrió, pensando en lo mucho que lo amaba, quería y estaba deseando con todas sus fuerzas que todo saliera bien. Nicholas se quedó un par de horas con Lorena, un tiempo que Lorena apreció con toda su alma.

—Bueno, me tengo que ir, tengo guardia en unas horas.

—Bien, que te sea leve. — se levantó de su silla y abrazó con fuerza a Nicholas.

—Te amo, cerecita. — Lorena sonrió y luego de unos segundos terminó el abrazo.

—También te amo Nick.

Lorena lo vio salir de su oficina y con un suspiro pesado se dejó caer en su silla, perdiéndose en sus pensamientos por completo hasta que el sonido del teléfono de su oficina los interrumpió

—Dime Hanna. — respondió de inmediato.

El señor Thomas está en la línea dos. — informó Hanna.

—Gracias, ya tomo la llamada. — presionó uno de los botones del intercomunicador y coloco la bocina del teléfono en su oreja.

¿Cómo está la empresaria número uno de Nueva York? — habló del otro lado un sonriente Thomas.

—¿Soy yo? — preguntó aguantando para no reír.

Claro que eres tú, ¿Quién más si no? — respondió incrédulo.

—Ja, cálmate que al paso que va Amelia, no dudo que pronto llegue a superarme. — dijo con sinceridad, le veía un gran futuro a la hija de Thomas porque no solo era inteligente, sino que también poseía la humildad de su padre.

—A tenido buena inspiración y admira a una buena empresaria.

—Basta de glorificaciones, quiero… — suspiró. — …quiero que nos veamos, hay algo importante que debo decirte.

—Me preocupa ese tono de voz, linda, ¿está todo bien? — habló con preocupación el hombre que la consideraba como una hija más.

—Bueno… es mejor que lo sepas cuando nos veamos, ¿Cuándo puede ser?

—Mañana mismo, nos podemos ver en mi casa, así tendremos mayor privacidad, porque por tu tono… siento que lo que tienes que decirme es algo bastante delicado.




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