Saturn [#1 Cerises] Primera Edicion

Capítulo 16

Junio

“Le tenemos miedo a la muerte porque cuando estamos vivos, no vivimos. Cuando estamos vivos, no hacemos lo que queremos, no disfrutamos de la vida. Estamos muertos en vida.

Nilda Chiaravilgio

§

Mallorca, España

Luego de doce largas horas de vuelo, Hanna y Lorena descendieron del avión, encontrándose con su primer gran destino, Mallorca, una de las islas Baleares de España en el Mediterráneo. Un lugar conocido por los balnearios en la playa, las montañas de caliza y las ruinas romanas y moriscas.

—¡Carajo, serán las mejores vacaciones de mi vida! — Hanna dio pequeños saltos para posteriormente encaminarse a la camioneta que las llevaría al hotel y al abrir la puerta del vehículo se encontró con la sorpresa que tenía Lorena para ella. — No puede ser… — susurró y volteó a ver a su amiga.

—Sorpresa. — Lorena sonrió y rodeó el vehículo para subir al asiento del copiloto.

—Tú… estás aquí. — habló aún impresionada.

—Yo. Estoy aquí. — Amelia la abrazó, siendo correspondida al instante.

Thomas y Lorena las miraban desde el interior de la camioneta, Lorena sonriendo pues quería que en verdad este viaje para su amiga fuera uno que de verdad recordara.

—¿Cómo estás? — Lorena quitó su vista de la linda pareja y enfocó sus ojos en Thomas.

—Bien, he estado bien.

—Me alegro, nos diste un buen susto. — le dijo sobando uno de los brazos de Lorena con cariño.

—No te preocupes, solo un desmayo de la impresión, tú y Hanna se preocupan en demasía. — sonrió para tranquilizarlo.

—¿Y a qué se debe el viaje?

—Un descanso solamente. — respondió levantando los hombros.

—Claro, recuerda que soy el único al que esa mentira no le va.

Lorena lo sabía, pero no quería preocuparlo con nada, quería disfrutar de ese viaje, disfrutar de lo que le pudiera ofrecer el tiempo que por primera vez no dedicaría por completo a encerrarse en su oficina o su departamento.

—Definitivamente eres la mejor amiga del mundo. — Hanna besó la mejilla de Lorena y regresó a su asiento abrazando por los hombros a Amelia, que al igual que ella no borraba la gran sonrisa de su rostro.

—Chiflando y aplaudiendo Hanna, no quiero verte sobrepasándote con mi princesa. — Thomas la miró seriamente por el retrovisor, pero divertido en su interior, al ver la expresión de Hanna.

—S-sí… señor Brown. — quiso quitar su brazo de alrededor de los hombros de Amelia, pero esta se lo impidió.

—Papá, deja de asustarla. — reprendió entre risas Amelia a su padre, el cual después junto a Lorena carcajearon.

Luego de salir del aeropuerto, llegaron a la residencia que habían rentado para los días que pasarían ahí.

La aventura comenzaba.

§

Para el día siguiente de su llegada a Mallorca, se encontraban en la entrada de la casa, Hanna y Amelia, trataban de convencer a Thomas y Lorena de ir a la playa y aunque no les parecía una mala idea ir, querían dejarlas un momento a solas.

—Vayan ustedes hija, Lore y yo queremos un día tranquilo de caminata por las bellas calles de aquí.

—¿Seguros? — preguntó de nueva cuenta Amelia, que se encontraba tomada de la mano de Hanna, algo que hizo sonreír a Lorena, pues le gustaba que su amiga fuese feliz.

—Muy seguros Amelia, vayan tranquilas. — afirmó Lorena.

—Bien, pero a cenar si iremos juntos ¿no? — inquirió Hanna, le gustaba el tiempo con Amelia y sabía que a Lorena le gustaba verla junto a ella, pero el viaje fue planeado como amigas y no quería fallarle.

—Si, Hanna, si, no te preocupes, nos vemos en el restaurante a las ocho.

—Bien, entonces… nos vemos.

Thomas y Lorena asintieron y las vieron alejarse, pero claro, Thomas tenía que molestar a Hanna…

—¡CUIDADO CON METERLE MANO A MI PRINCESA, ROBINSON! — vociferó Thomas.

Hanna se encogió de hombros sintiendo sus mejillas enrojecer al haber obtenido algunas miradas de la gente que transitaba por la calle, Lorena carcajeó escandalosamente junto a Thomas y Amelia besó la mejilla de su chica                    para tranquilizarla por el comentario de su padre para avergonzarla.

—No tienes corazón… — dijo Lorena con la respiración entrecortada por la risa. — …vas a matar de vergüenza a la pobre de Hanna.

—Mi princesa viene conmigo incluido, ósea que tiene que aguantar mis bromas. — sonrió malicioso.

—Definitivamente tenerte como suegro será una pesadilla para Hanna. — rio y comenzó a caminar.

Comenzando a recorrer las calles de Mallorca, Thomas y Lorena platicaban de trivialidades, admirando edificios y comprando alguna que otra cosa.

Por otro lado, Hanna y Amelia, disfrutaban de la exquisita agua que les ofrecía la playa, tomándose el tiempo de relajarse entre risas, besos y caricias.




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