Agosto
“Los pequeños detalles muestran la extensión de lo que no sabes.”
Joann Sfar
Los pequeños detalles, en muchas ocasiones opacan a esos grandilocuentes que no se hacen desde el corazón, aquellos pequeños detalles que elevan el ánimo son capaces de todo.
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10 de agosto
Washington D. C., EE. UU. – Glover Park Hotel Georgetown
—¿A dónde tan de prisa, ángel?
Lorena abrió los ojos sorprendida, no esperaba que Luca la buscara ahí…
—Luca. — fue lo único que logro decir, ya que en menos de nada los labios de Luca estuvieron sobre los suyos.
Se sentía bien, sus labios sabían a tranquilidad.
—Te extrañé — Luca la abrazó luego de terminar el beso. — Y eso que solo fueron unos días. — rio levemente junto a Lorena.
—Yo también te extrañé. — confesó. — Pero pensé que te vería en Nueva York, ¿Qué haces acá?
—¿No te gustó mi sorpresa? — preguntó con fingida indignación.
—¡No, claro que sí! Solo… yo solo…
—Tranquila ángel… vine porque no te podía esperar a que regresaras a Nueva York, llegué ayer. Necesitaba volver a verte.
Lorena asintió y Luca la ayudó con la maleta que traía en una de sus manos. Juntos caminaron al ascensor y una vez dentro de este, descendieron a la planta baja. Lorena entregó todo lo correspondiente de la habitación y salió de ahí tomada de la mano de Luca.
—¿Qué tal estuvo la boda? — preguntó Luca una vez que el vehículo se puso en marcha.
—Bien, fue una boda muy linda… pero me hubiera gustado poder compartirlo con él más de cerca, es mi mejor amigo y prometí estar con él…
—Y lo estuviste, como sea estuviste ahí, cumpliste con tu promesa. — le dijo Luca mientras la abrazaba más hacia su cuerpo y dejaba un beso cariñoso en su sien. — Cada día me siento más feliz de poder presumir que una mujer tan grandiosa como tu me esta permitiendo estar a su lado.
Lorena le sonrió encantadoramente, de verdad que Luca siempre sabía como hacerla sentir bien.
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Washington D. C., EE. UU. – Aeropuerto Internacional Washington-Dulles (Pista privada)
14:00 hrs
Cuando por fin llegaron a la pista privada, abordaron el avión.
—Buenas tardes, señorita Williams ¿Qué le ofrezco de beber? — habló la azafata cuando la pareja tomó sus respectivos asientos.
—Amm… yo solo quiero un poco de jugo de uva, por favor, Kate. — pidió Lorena de forma amable.
—Perfecto. — se giró hacia Luca. — ¿Y para usted?
—Yo una copa de whisky por favor.
—Enseguida.
Cuando recibieron sus bebidas, se enfrascaron en una amena platica, porque así era, para Luca ahora ya no existía nada más que Lorena y para Lorena… ¿puede que empezara a no existir nada más allá de Luca y la felicidad que le proporcionaba?
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Washington D. C., EE. UU./ Boda de Olivia & Nicholas – Mansión de la familia Wright
19:30 hrs
Los invitados bailaban, bebían, reían, charlaban… era el evento del año, no había nada que opacara tal momento. Nada…
Personajes reconocidos de la salud, la publicidad y la abogacía, era lo que hacía resaltar el suceso que se llevaba a cabo en la mansión de la reconocida familia Wright.
Los reporteros invitados eran felices de poder cubrir la nota de tan distinguidas personalidades, sabían que sus reportajes estarían en primera plana y no solo de los periódicos de Washington sino de muchas otras partes de Estados Unidos.
—No pensé que realmente te fueras a casar con Olivia. — dijo Jonathan a Nicholas cuando este último llegó a su mesa a saludarlo.
—Pues lo hice… no creas que no sé qué ella no te agrada del todo. — habló Nicholas, pero no con enojo, sino con algo de diversión.
—Que bueno que lo sepas, ya decía yo que cómo era posible que disimulara tan bien si mis expresiones suelen ser muy obvias. — Jonathan rodó los ojos bebiendo de su copa de champán que estaba seguro costaba más que su casa.
Jonathan veía mal a Olivia ahora sin un poco de disimulo, pues estaba molesto… ¿Por qué? Bueno respondamos diciendo que la mesa en la que lo colocó con su familia era de las más escondidas.
Para Jonathan eso era una completa grosería.
—¿Pensabas que nunca lo había notado? — Preguntó Nicholas de forma burlona a su amigo.
—De hecho, anhelaba que lo supieras, fingir llevarme bien con ella ya se me estaba haciendo algo agotador.
—Basta Jonathan, sé que no te agrada, pero la amo y ahora es mi esposa.