Saturn [#1 Cerises] Primera Edicion

Capítulo 22

Octubre

Sinceridad absoluta, y la facultad de mirar de frente nuestros defectos.”

 Krishnamurti.

Nueva York, EE. UU. — Oficinas de ‘W Communications’

20 de octubre

10:00 hrs

—¡Siempre me dice lo mismo, no es posible que siempre que venga no esté, llevo un mes tratando de localizarla, debo hablar con ella! ¡¿Qué no lo entiende?!

Los empleados de ‘W Communications’ ya se habían estado acostumbrado a oír los gritos de Nicholas, todos los días, durante un mes, siempre a la misma hora de la mañana.

—Doctor Wright, nuevamente, como todo el mes que ha venido, le digo que la señorita Williams no se encuentra. — respondió de manera educada la recepcionista, aunque ciertamente ya algo cansada.

—Usted me esta mintiendo, porque ni siquiera alza el teléfono para llamar a su oficina. — comenzaba a alterarse nuevamente.

Y estaba por gritar algo más, pero una tercera voz hizo acto de presencia.

—¿Qué pasa Jess? — preguntó Hanna.

—El doctor Wright busca a la señorita Williams, ya le he dicho una vez más que no se encuentra, pero insiste en no creer.

—¿Qué pasa Nicholas? — se dirigió ahora a el hombre, luego de escuchar la explicación de la recepcionista.

—Ya te explicaron, quiero ver a Lorena, pero no me dejan ¿por qué? — dijo aún molesto.

—Porque no está, ya te explicaron, pero no pareces entender. — Hanna lo miró con flojera, dándole a entender que no discutiría con él.

—¿Y dónde está?

—En Paris. — respondió con simpleza Hanna, encogiéndose de hombros.

—¿Paris? ¿Con el bastardo de Luca? Pero que digo, claro que está con él.

—Como sea, acompáñame, no está Lorena, pero ha enviado algo para ti, así que vamos para que te lo entregue. — le hizo una seña con la cabeza.

Llegaron al ascensor y subieron al piso de la oficina de Lorena, Hanna se encaminó dentro del espacio de su jefa seguida del doctor, que veía todo, recordando las veces que visitaba a su amiga, tenía tiempo que no pisaba aquel sitio.

—Toma. — escuchó a Hanna, la cual le tendía un sobre con detalles tipo encaje, color palo de rosa.

—¿Qué es esto? — preguntó confundido, tomando lo que la mujer le ofrecía.

—Léelo. — dijo simplemente Hanna, mirándolo sin mucho interés.

Por alguna extraña razón que Nicholas no comprendía, sentía que lo que estaba por leer, le iba a quitar la poca paciencia que le quedaba.

Y efectivamente, lo que sus ojos comenzaron a leer, le estaba quitando la poca paciencia que tenía aun en su sistema, una y otra y otra vez pasó la mirada por aquel texto, esperando que, en alguna de esas leídas, lo que ahí estaba escrito, cambiara.

Pero no fue así, un fino trozo de acrílico con letras en cursiva, indicaban el nombre de Lorena y Luca, en una linda invitación a compartir con ellos, lo que definían como el mejor día de sus vidas.

Su boda.

Nicholas se negaba, ella no podía estar por casarse con Luca, con él no, francamente una parte de él le recordaba y trataba de hacerle entender que no tenía ningún derecho a molestarse, el estaba casado con la mujer que más envidia y celos tenía de Lorena.

Pero no le iba a hacer caso a esa parte racional, así que estaba molesto, no eran celos, claro que no, o al menos su mente también repetía eso.

—Se van a casar. — susurró aún con asombro.

—Si. En caso de que, si quieras ir, el avión que nos llevará sale a las ocho de la mañana del veinticuatro, así que solo avísame en un mensaje si asistirás.

Hanna le tendió su tarjeta con su número de celular, para que el hombre tuviera el contacto con ella, la mujer sentía que Nicholas no iría y en parte eso le preocupaba, porque a pesar de todo, sabía que a su amiga Lorena le gustaría verlo ahí, compartiendo su felicidad y si él no iba, una parte de Lorena se sentiría muy triste, pero a su vez pensaba que todo puede pasar y a lo mejor el hombre si decidía asistir al evento.

—No se puede casar con él, estoy seguro de que solo quiere lastimarla. ¡Además solo llevan ¿qué? ¿Un mes de novios?!

—Ajá. — Hanna no tomó interés en su comentario, pues había visto a Luca tratar a Lorena y sabía que lo que menos haría ese hombre sería lastimarla.

—Por Dios, Hanna, es más que obvio.

—Mira Nicholas. — lo miró con paciencia. Bueno más o menos. — No sé a que viene este teatro, cuando tu fuiste él que le dijo a Lore que no querías volver a verla… — Nicholas estaba por argumentar lo sucedido. — … y sí, se que cometió ella un error, ella también lo sabe y lo acepta, pero no la dejaste explicarse así que no empieces ahora con esos celos de mejor amigo o lo que sea que estes haciendo. Quiero que Lore sea feliz y gracias a Luca la he vuelto a ver sonreír como hacía mucho no lo veía hacerlo.




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