AMORES
Abril
Nueva York, EE. UU
La pequeña Lorena de 10 años, se encontraba sentada en el jardín de la casa junto a Jennifer, su madre, ambas disfrutando de una bella tarde soleada en la gran ciudad.
Era un momento de esos especiales entre madre e hija.
—¿Mami? — la pequeña llamó la atención de la mujer mayor, aquella con la que físicamente compartía todo, el cabello al rojo vivo y los ojos color miel llenos de amor y luz.
—¿Qué pasa mi niña? — la mujer dejó de lado su libro.
—¿Qué es el amor?
Su madre la miró con ternura.
—Bueno, la verdad es que es muy difícil definir el amor, el amor puede ser muchas cosas, cielo, pero, en lo personal, creo que el amor debe ser el aceptarse tal y como son, pero al mismo tiempo ayudarse siempre a superarse.
—¿Tú y papá tienen amor? — preguntó con inocencia.
—Así es, cielo, tu padre y yo nos amamos.
—Yo amo a Nick, mamá.
—Lo sé. Ven, cielo.
La pequeña corrió hacia su madre, subiéndose al regazo de esta.
—Hay algo que debes saber mi vida, en la vida habrá algo llamado el primer amor.
—¿Primer amor? — preguntó interesada.
—Así es… cuando seas mayor, ten por seguro que te enamoraras de alguien, que amarás. — Miró a su hija, imaginando ya cual sería su primer amor. — Y por esa persona harás cosas que nunca en tu vida pensaste qué harías, te sentirás de una forma maravillosa, te hará feliz, será tu primer te amo, te enseñará mucho… y jamás lo podrás olvidar. — la niña asintió, atenta a las palabras de su madre. — También tendrás a tu ultimo amor, aquel con el que sentirás que después de él, será prácticamente nula la posibilidad de poder volver a enamorarte, con el que sentirás que quieres envejecer y hacer tu vida en plena felicidad. Y no es que te quiera espantar mi niña, pero sufrirás, porque del dolor también se aprende.
—Yo no quiero dolor. — hizo un puchero.
—Lo sé, nadie lo quiere, pero las cosas no siempre se dan como uno lo planea, muchas veces cuando nos enamoramos nos llevamos la sorpresa de que la otra persona no sueña igual que nosotros. En el amor también existen los duelos, cielo… en el amor también existe la aceptación, como por ejemplo aceptar que a veces el amor que se formó era solo de amistad y lo confundimos con algo más o que el verdadero amor estuvo frente a nosotros y lo dejamos ir o no lo aprovechamos.
Jennifer lo sabía, tal vez no por experiencia propia, porque su primer y último amor siempre ha sido su esposo Simón Williams, pero lo sabía por su madre, quien siempre le contó el cómo antes de su padre tuvo un primer amor, con él que sufrió, pero con el que entendió que todo sucede por algo y que la vida siempre te tiene preparado lo mejor.
—¿Pero seré feliz?
—Claro que sí, pero siempre, siempre recuerda que tu primer y último amor, puede llegar a ser la misma persona o no.
—Yo quiero a alguien que me ame tanto como papá te ama a ti. — confesó con entusiasmo la pequeña.
—Lo encontrarás, encontrarás ese amor, te lo aseguró, llegará el día en que te unas al amor de tu vida. — la miró orgullosa. — serás una novia preciosa. Recuerda también que sabrás que estas con la persona correcta cuando te sientas libre…
La niña la miró un poco confundida.
—No me veas así, el amor también es libertad, ese de hecho será el mejor regalo de amor verdadero, la libertad, te sentirás libre de ser tú, porque a la persona con la que estés no le importará lo que te haga falta, simplemente le importará disfrutar de todo lo que le puedes ofrecer… te disfrutará a ti.
La plática se vio interrumpida cuando la voz de Simón se escuchó.
—¿Cómo están mis hermosas mujeres?
—¡Papi! — la niña fue recibida en los brazos de su padre.
—¿Cómo estas, princesa? — vio a su hija con adoración.
—Bien papi, mami me contaba que es el amor.
—¿Ah sí? — preguntó un poco celoso, haciendo reír a su esposa.
—Si. — respondió la niña como si nada.
—Bueno, pero tendrás novio hasta que tengas ochenta.
—Oh por favor, Simón. — reclamó entre risas Jennifer. — Ella va a amar y será muy amada, será feliz como nosotros.
—Eso que ni que, estoy seguro de que encontrarás un buen hombre.
Si, lo encontraría a pesar de que su camino en el amor fuese duro. Y precisamente la vida le enseñaría lo verdaderas que eran las palabras de su madre, a veces el primer amor y el último vienen con caras diferentes.
…