Inspiración para el capítulo: Contigo-Carla Morrison
Octubre/Noviembre
Lorena
28 de octubre
Santorini, Grecia
Felicidad…
Después de tanto, la muerte de mis padres, la de mi nana y todos los demás problemas, por fin, vuelvo a experimentar lo que es sentir por completo la felicidad.
Y son estos momentos de paz, los que me ayudan a no tener miedo del mañana, porque era algo que comenzaba a convertirse en una rutina, el temerle al tiempo y al qué pasará.
Y aquí siendo abrazada por Luca, me siento bien, tranquila y sin ese miedo que comenzaba a perturbarme. El me da seguridad, me da el ánimo para seguir sin pensamientos negativos, pero no solo por tenerlo cerca, me ha ayudado a ser fuerte por mí misma.
—Creo que tendré que ponerte algo encima o las miradas de los hombres me dejarán sin esposa. — susurra en mi oído, haciéndome sonreír.
Es gracioso saberlo celoso, pues no suele serlo, solo cuando es necesario, así que cuando sucede, simplemente me causa gracia.
—Estamos a mano entonces, las mujeres me dejaron sin esposo desde que llegamos, te comieron completito. — contesto provocando que suelte una carcajada y me abraza más fuerte.
Decidimos sentarnos frente a la playa a admirar la puesta de sol, yo sentada entre sus piernas con mi espalda recargada en su pecho y siendo rodeada por sus fuertes pero cálidos brazos.
—Gracias. — suelto de pronto, y sé que me dirá que deje de agradecer, pero es algo que pienso hacer hasta el ultimo de mis días.
—Ya te he dicho que no…
—Lo sé. — lo interrumpo. — Pero es algo que quiero hacer hasta que pueda, pienso agradecerte hasta el final, porque gracias a ti volví a ser fuerte y gracias a ti quiero sentirme viva, viva de verdad, disfrutar de todo lo que se me permite.
—Disfrutarás de mucho, y yo estaré encantado de disfrutarte siempre.
—Sabes que el siempre…
—Si existe, y siempre existirá para nosotros. No pienses lo contrario. — me afirma.
—¿Más allá del para siempre? — le pregunto volteando mi rostro para mirar sus bellos ojos, alumbrados por el poco sol que queda.
—Mucho más allá, ángel. Como te dije en nuestra boda. Incluso la eternidad es poco tiempo para prometer amarte.
Y con eso nos besamos, en un beso lento, lleno de sentimientos, con él cada beso lo siento como una pequeña recarga… de vida.
§
Luca
31 de octubre
Santorini, Grecia
La veo sonreír, mientras toma de la mano a los niños para bailar con ellos, es curioso que la gente la ame al instante, pasamos de estar en un paseo por Santorini, a ser invitados a una fiesta infantil de un pequeño que quedó encantado con mi esposa.
Sería una gran madre. Pienso mientras no despego mi mirada de esa sonrisa que vive desde siempre en mi memoria.
La amo tanto, y la amaré hasta que todo deje de existir. Verla feliz, hacerla sonreír, es lo que más disfruto hacer, ella desde el día uno me cautivó y dicen que todos tenemos una misión en la vida, y la mía siempre ha sido el hacerla sonreír.
Mi ángel… ¿quisiera otras circunstancias y tiempos? Si, los anhelo como nada en la vida, pero la disfrutaré tanto como me sea posible, le daré lo mejor de mi como ella lo hace ahora, porque a pesar de haber estado en el fondo de la tristeza, me ha regalado sus más sinceras sonrisas y eso… eso es lo mejor.
—Ven a bailar amor. — la escucho gritar sobre las risas de los niños.
—Tu culpa si piso a uno de estos pobre chicos. — digo acercándome a ella, tomando de la mano a uno de los niños que están a nuestro alrededor.
—No le hagan caso, es un gran bailarín. — les dice a los pequeños que no dudan en seguir bailando con nosotros.
(…)
Bailamos, reímos, conocimos a mucha gente, hasta que fue momento de retirarnos.
Decidimos ir caminando a nuestro hotel que no quedaba muy lejos del lugar donde fue el evento… y mientras caminamos a pasos lentos, observo nuestras manos entrelazadas y es que, aunque haya tomado ya su mano tantas veces, siempre se siente como si fuera la primera vez, no deja de hacerme sentir pleno tan delicado toque entre nosotros.
—Quisiera haberte reencontrado antes. — la escucho decir, haciendo que voltee a verla. — Haber disfrutado más de un noviazgo, ir a muchas más citas…
—Tendremos muchas citas, ya lo verás. — me detengo y acarició su mejilla con delicadeza. — Además el abuelo y papá están trabajando en eso que tanto te preocupa, no nos pongamos negativos antes de tiempo. Ellos te quieren tanto que lo hacen con todo el ánimo.
—Tiempo… — repite y simplemente me sonríe tan dulcemente como lo ha hecho desde siempre. — Te amo Luca, mucho, mucho.
—Yo te amo más, ángel, mucho más.
Se acerca a besarme, con esos labios que son capaces de transportarme al mejor de los paraísos.