🖤 Saturn - Sleeping at Last 🖤
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“…A pesar de que muchos eligieron vivir de un modo muerto, todos tenemos el derecho de morir vivos. Cuando llegue mi turno, quiero terminar mi vida de una forma buena: quiero estar viva ese día.”
Ana Claudia Quintana Arantes
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15 segundos…
Lorena
¿A qué edad daría mi último respiro? No lo sabía.
¿De qué moriría? No lo sabía.
¿Quién estaría a mi lado el día de mi muerte? No lo sabía.
¿De quién me enamoraría? ¿Me casaría? ¿Con quién? ¿A quiénes perdería? No lo sabía, no lo sabía y no lo sabía.
Y es que lo primero que aprendí de la vida es que, nadie nos dice si la vida que tendremos será buena o mala, simplemente nuestro camino está escrito y lo que debemos hacer, es vivirlo.
Que el sufrir perdidas, no es más que solo algo más que trae consigo la vida y que no nos queda de otra más que seguir adelante. Porque pasar por el dolor, la tristeza y todos esos sentimientos que tanto detestamos es solo morir un poco para poder renacer de la mejor forma. Y esto lo viví, con la perdida de mis padres y de mi nana, personas que eran tan importantes para mí pero que con su partida me hicieron más fuerte.
Pero también concebí que la mayor perdida que puedes sufrir es la de ti mismo.
Aprendí que sí, después de la tormenta viene la calma, pero que, el camino hacia ella puede traer consigo muchísimas cosas más.
Que el tiempo no está para perderse, sino para aprovecharse de la mejor forma, porque no sabemos cuándo se detendrá y siempre es capaz de no esperar a nadie. Y es que todos algún día dejaremos de respirar.
Tuve la lección de que, en la vida, nos enamoraremos muchas veces y todas estas personas son solo parte del tramo para llegar a la persona que amaremos de verdad, porque no podemos vivir pensando que algún día la vida nos dará al ser indicado por arte de magia, no, el amor se construye, se construye de forma que sea algo que a los dos los llene de una forma magnifica. Ah… y que, en el amor, también existen los duelos.
Asimilé que las personas muchas veces te tendrán envidia aún y cuando no presumas de lo que tienes, así como que a veces, tu bondad será totalmente rechazada pero no importa, realmente no importa, porque, contigo mismo has quedado bien y eso basta para estar en calma.
Y la más importante fue, que mi amor más verdadero, mi bello Luca, a pesar de ser el más corto en vida, fue el más mágico y es al que esperaré en otras vidas si es que existen.
Ciertamente en mi vida hubo tantas tormentas que hasta el último de mis días sigo preguntándome… ¿Cómo salí viva de cada una de ellas? La verdad es que no lo sé, a lo mejor fue en parte mi propia fuerza por seguir adelante y otra parte fue tener a mi lado a personas tan maravillosas.
Así que en estos momentos a pesar de que comienzo a sentir como poco a poco la vida se drena de mi cuerpo, puedo decir que muero, pero sintiéndome viva, más viva que nunca…
He tenido mi vista fija en mi pequeña familia, Hanna, Thomas, Alviria, Amelia, cada uno me dio un poco de su amor y me siento feliz de saber que también pude responderles con la misma intensidad ese sentimiento.
—Ellos también son tu familia a partir de que decidimos estar juntos, sé que ellos estarán contigo cuando los necesites. — le hablo a Luca sintiendo más la falta de aire en mis pulmones, a la vez que escucho la cuenta regresiva para el año nuevo.
10 segundos…
Sé que la mecha de mi vida comienza a apagarse, pero no tengo miedo…
Ya no lo tengo.
Menos cuando los brazos de mi Luca me sostienen con fuerza y con ese amor que es el que precisamente hace que no le tema a nada.
—Lo sé… no sabes lo que daría para que esto no esté pasando. — escucho como susurra en mi oído y puedo notar el esfuerzo que hace para no llorar.
—Sabíamos que esto momento tarde o temprano llegaría, nos preparamos para esto… — tomo una respiración fuerte, volteo mi rostro para verlo a los ojos. — …me voy muy feliz de haber compartido este tiempo contigo, gracias por devolverme la paz y la alegría. Por hacer del final de mi viaje algo extraordinario. — hablo bajo para no alertar a los demás, quiero que mi final definitivo sea solo viéndolo a los ojos.
Los ojos que tanta paz me regalaron estos meses.
—No, no, no… — negaba, sobre mi cabello, besándolo una y otra vez. — …todavía no, aun no… — no deja derramar lágrimas, pero definitivamente le duele tanto como a mí esto. — …prométeme que me estarás esperando, mi ángel, prométemelo, es lo único que te pido.
—Sabes que si… — comienzo a respirar con más esfuerzo. — …no te librarás de mí y te prometo que nuestra historia de amor tendrá una forma de mantenerse con vida aquí. Solo ten paciencia…
—Te amo, te amo tanto… gracias, muchas gracias por todo, algún día volveremos a estar juntos.