“Morir es sólo no ser visto.
Morir es la curva de la carretera.”
Fernando Pessoa
Enero
¿Será que llegará el día en que podemos hablar de la muerte de forma tan natural como lo hacemos de la vida?
Siendo sinceros, la respuesta es un rotundo NO, no seremos capaces, porque nos da miedo, porque para muchos, el día de la muerte es algo que no vale la pena vivir, pero lo cierto es que es un día que como los demás, vale la pena… porque a la vida le da sentido la misma muerte.
Porque en lugar de pensar que aquella persona nos abandonó, no pensamos que ahora ya no sufre, que a donde sea que ahora ha ido, en aquel lugar del que no tenemos pruebas, no hay dolor, no hay lágrimas, sino solo plenitud.
Y es que si, lo más difícil es aceptar por completo que hemos perdido algo que era importante en nuestra vida.
E insisto… ¿Duele perder a alguien? Claro que lo hace, es parte del proceso, si no viviéramos el dolor de la perdida… ¿cómo nos volveríamos los seres llenos de fortaleza en los que precisamente ese dolor nos convierte?
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2 de enero
Whalen & Ball Funeral Home
POV Nicholas Wright
Siendo médico, lidiar con la muerte es algo que se aprende sí o sí, no por lo que se me fue ilustrado en la facultad de medicina, digamos que lo aprendí a la mala, las horas de guardia en donde existieron diferentes pacientes fallecidos ante mis ojos… me ayudó a conocer la muerte y ser, de alguna manera, fuerte ante ella.
Mi vida profesional me enseñó a lidiar con ello, sabía cómo luchar con el dolor del otro y de las familias al momento de la perdida.
Pero ni en la facultad, ni en el hospital, me enseñaron a cómo lidiar y ser fuerte con su muerte…
Afrontar la muerte de alguien a quien amas.
Si, perdí a mis abuelos, pero siendo tan pequeño, no comprendía el dolor por completo y de ahí en adelante, no sufrí ninguna pérdida significativa, hasta ahora…
—Tenemos que entrar hijo. — escucho a mi padre susurrar mientras deja un ligero apretón en mi hombro derecho en señal de apoyo.
—Si… solo, necesito un momento. — dije tratando de soportar el nudo que se había formado en mi garganta.
El imponente edificio de la funeraria se cernía ante mi mirada, en tonos beige, como si con su linda vista, el dolor de los que venían fuera a disminuir.
Con pasos pesados, comencé a ingresar al establecimiento; el olor a flores inundó mis fosas nasales y el sentimiento de tristeza fue un peso en mis hombros, mientras me dirigía a mi objetivo iba viendo a todos aquellos que asistieron, podía ver de todo, gente que no lloraba, pero tenía el pesar en la mirada y otros que se veían que asistían por el respeto y admiración que le tenían.
Otros como Hanna, Alviria, Thomas y la hija de este, quienes, en la mirada, se podía notar que habían llorado lo suficiente, pero que, al verlos, era como si a su alrededor se plantara la oscuridad del dolor de vivir la perdida de Lorena, quien siempre fue como una hija para Thomas, una amiga y hermana para Hanna, y el ejemplo a seguir de Amelia.
Y por último estaba yo… que no sabía en que grupo de todos los que podía ver me clasificaba, en este momento era como si no fuera nada, como si fuera un simple robot que por inercia realizaba los movimientos.
Me encontraba justo enfrente del féretro, con la mirada perdida, decidiéndome si acercarme por completo o no y salí de mis pensamientos cuando una voz a mi lado me hizo sobresaltar.
Hanna.
No podría describir su mirada, era la mirada más triste que jamás había visto, en el poco tiempo que llevo aquí y desde que la conozco.
—¿Por qué no supe…? — no fui capaz de formular la pregunta en su totalidad.
—Ella… — Hanna volvió su mirada al féretro y se acercó a la parte superior, en una invitación silenciosa a acercarme también, algo que tarde en hacer pero que finalmente hice. — …desde el día que regresamos del congreso comenzó con fatiga, siempre me dijo que la doctora le había dicho que solo era falta de vitaminas y eso me hizo creer hasta que un día tomó valor y me contó la verdad, justo cuando volvió luego de lo de la muerte de su nana… — yo la escuchaba con atención, sin tener el valor como ella de tocar la caja que se encontraba completamente cerrada. — … ¿recuerdas que nos reunimos en su departamento? — asiento levemente. — …pues antes de que tu llegaras me contó y cuando ocurrió lo de... tú sabes… me habló de la verdadera gravedad, pero…
—Te pidió que yo no lo supiera. — complemento de inmediato.
—Si, no quería que la vieras con lástima, no tú… así que Thomas y yo claro junto a Amelia éramos los únicos que sabíamos la verdad… — suspira temblorosamente. — …nunca le dieron un tiempo, simplemente le explicaron la gravedad de su situación y le dieron algo para aminorar sus dolores, entonces, fue hace unos meses cuando sufrió una crisis, la más fuerte de todas las que había tenido, terminó en el hospital y ahí supo que en cualquier momento dejaría de respirar, pero no nos lo dijo, eso se lo guardó solo para ella y Luca, debimos presentirlo ¿sabes? … — volteó a mirarme con los ojos cristalizados. — …festejó navidad luego de muchos años, eso debió darnos una mínima idea de que su tiempo ya estaba por concluir. Pero simplemente no lo vimos venir o puede que sí, pero aun nos negamos a aceptar que ya sabíamos que esto tarde o temprano pasaría.