Saturno.

Capítulo 15.

Winter

Muy temprano por la mañana, me dirigí a la editorial para dejar un par de papeles que necesitaba sobre el libro de Devan. Me senté en mi oficina y comencé a editar un par de cosas necesarias en el documento y una enorme sonrisa apareció en mi rostro en cuanto Phoenix apareció frente a mí con dos vasos de café.

—Phoenix, no sabes el gran gusto que me da verte —me puse de pie para recibirle el café y abrazarla.

—Winter Howland, digo los mismo. Prácticamente ya ni te veo ¿Qué es lo que tiene tan ocupada, niña? —Se cruzó de brazos y me sonrojé al tan solo recordar que ya era la novia de Devan de manera oficial.

—El trabajo está ahogándome, la respuesta es tan simple como eso —me encogí de hombros restándole importancia al asunto—Ha sido un poco complicado recopilar toda la información necesaria para el libro, pero, al menos ya queda un mes para terminarlo.

—Y después viene la parte más difícil de todo este trabajo que es editar y corregir el libro hasta llegar a su mejor versión ¿no es cierto? —Me dijo y asentí.

—Sí, sobre todo porque es mi primera vez haciéndome cargo de absolutamente todo y tengo miedo a equivocarme. Temo fallar y que todos los otros lleguen a cuestionar mi trabajo por ello —le confesé, sin estar del todo segura de lo que decía.

—Eres buena, muy buena en realidad, Winter y es por eso, que te dieron esta oportunidad. Es un proyecto muy importante para nuestra editorial y si los jefes no estuviesen seguros sobre lo asombrosa que eres en el trabajo, ni te habrían dado la oportunidad de trabajar sola en esto.

—Tienes razón, soy la indicada para hacer esto —le sonreí empezando a beber un poco de mi vaso de café—Aunque, la gran parte de los días me pregunto si seré capaz de soportar tanto cansancio.

—Si me permites ser honesta contigo, señorita invierno, le comentaría que, a mi parecer, lo que le tiene tan cansada es que Devan Reed no deja de dar vueltas en tu cabeza —me golpeó en el lugar antes mencionado y no pude evitar quejarme.

—Devan Reed es mi novio —dije mirándola a los ojos y noté lo sorprendida que se puso—Somos pareja desde hace una semana y bueno, la verdad es que lo nuestro es bastante serio y no planeamos separarnos por nada del mundo.

—¡En buena hora, amiga! —Gritó demasiado alto, obligándome a cubrirme los oídos y se acercó a abrazarme con fuerza.

—Sí, en realidad me siento muy bien estando con Devan Reed. Es que yo lo quiero…Ah, es que no solo lo quiero Phoenix, yo amo a ese hombre.

—¿Y él lo sabe? —Enarcó una ceja y se sentó a mi lado puesto que la conversación acababa de tomar otro rumbo.

—Lo sabe porque él me lo dijo primero, al final yo simplemente le respondí que sentía lo mismo. Lo que tengo con Devan es sumamente especial y no se compara ni en lo más mínimo a todo lo que he experimentado en el pasado. No creo que haya alguien después de él, eso es todo…

—Winter, déjame felicitarte por todo lo que estás experimentando en este mismo momento —acarició mi hombro—Veo que es muy cierto que en ocasiones se encuentra el amor en los lugares que uno menos piensa.

—Quizá los encuentras en Saturno —sonreí sin dejar de recordar las bonitas palabras que él acostumbraba a decirme—Pero, eso ahora mismo no importa demasiado porque tengo todo este trabajo pendiente que hacer y más vale que me apresure.

—Está bien, vamos a hablar mucho más tarde de toda esta situación que te tiene volando sobre las nubes —asintió y abandonó mi oficina. Quería trabajar sin descanso para en la noche, ser capaz de visitar a Devan en el trabajo y tener un momento íntimo. Deseaba dar el siguiente paso y nada ni nadie, por cualquier razón aleatoria, iba a arruinar mis planes.

Durante la tarde, un presente de parte de mi novio llegó hasta mi oficina; un ramo de tulipanes, un par de chocolates y una carta escrita a mano que me tocó el alma:

Querida Winter,

Sé que un año son trescientos sesenta y cinco días, un día son veinticuatro horas, una hora son sesenta minutos, pero, un segundo sin ti es una eternidad. Así que quiero acurrucarme contigo mientras hablamos de diferentes cosas que a veces no tienen sentido, quiero tocar tus labios con los míos, calentar mis manos con las tuyas, abrazarte y nunca soltarte. Te amo mi sueño…Lo único que siempre he imaginado eres tú, y lo único que en verdad quiero es arrodillarme frente a ti y ponerte un anillo en el dedo.

Una gran sonrisa apareció en mi rostro mientras no podía dejar de leer la carta una y otra vez, sintiéndome cada vez más feliz por todo lo que ese pedacito de papel había logrado hacerme sentir en los últimos minutos. Él lo era todo, por supuesto que sí, él era mi todo y no cambiaría este sentimiento por nada en este mundo, ni siquiera por el oro o por el diamante más grande sobre la faz de la tierra.

Observé el reloj de reojo y me di cuenta que eran las seis de la tarde así que, si deseaba tener un encuentro a solas con mi pareja, tendría que esperar noventa minutos más así que me limité a continuar prestando atención a mi trabajo. Estaba muy contenta por verlo, y tan solo necesitaba esperar un poco más.

Devan

Terminé de acomodar todas las carpetas en el librero, antes de ir al baño y lavarme las manos. Estaba a punto de recoger todas mis pertenencias para irme a casa y llamar a Winter, aunque, esta me sorprendió enormemente al aparecer en mi oficina de la nada y con una gran sonrisa.




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