Saturno.

Capítulo 27.

Winter

Uno de los días más especiales de mi vida entera acababa de llegar. Hoy, al fin, después de todo el esfuerzo que he tenido que hacer y después de todo lo que ha sucedido, voy a tener mi título de periodista y podré ser capaz de comenzar a trabajar en dicho campo laboral. Me levanté por la mañana, muy temprano, y busqué algo que me gustara mucho para usar ese día y en ese justo momento, mi madre entró a mi dormitorio.

—Feliz graduación, querida hijita mía —besó mi frente, causándome cosquillas—Siempre me haces sentir tan orgullosa de ti, señorita Winter Howland.

—¡Gracias, mamá! —Grité moviéndome de un lado a otro—Me cambiaré de ropa y bajaré al comedor después.

—Está bien, vamos a esperarte abajo mi niña —besó mi frente una vez más antes de desaparecer de mi vista. Cuando observaba mi reflejo en el espejo con una sonrisa torcida en el rostro, me fue imposible no evitar recordar a Devan en un momento tan importante como lo es este. Ese hombre me ha hecho muy feliz durante los últimos meses, y por lo mismo, prometo atesorar en mi corazón el primer beso que compartimos.

—¿Sí, señor Reed? ¿Tal vez puedo ayudarle en algo? —Cuestioné enarcando una ceja y quise golpearme en cuanto mi voz sonó temblorosa.

—No creas que no sé que te has dado cuenta de que estaba hablando de ti durante esa entrevista —me guiñó el ojo seductoramente sin dejar de acercarse a paso firme y decidido. No se detuvo hasta estar a mi lado y entrelazar nuestras manos y ponerlas en el escritorio. Este hombre quería matarme.

—No, no sé de lo que habla...No presté mucha atención en realidad...—estuve a punto de tartamudear y me pregunté qué carajos me estaba pasando en este momento. Tal vez ya me había convertido en una loca y es apenas que acabo de darme cuenta de ello.

—Winter Howland, eres jodidamente hermosa —susurró acercándose a mi cuello y gracias a su acción, el cuerpo entero se me estremeció—Y si no te he molestado por todas estas tres semanas, es debido a que estaba esperando a visualizar algún tipo de reacción de tu parte, pero, como no he visto ninguna he de suponer que necesito hacer algo si lo que verdad deseo es estar a tu lado —confesó besando mi mejilla. Demonios, eso acaba de sentirse como si hubiese acabado de entrar al mismísimo infierno.

—Señor Reed...—Intenté sonar firme, no obstante, estoy segura que mis ojos han confesado lo contrario—¿Qué le hace pensar que tiene el derecho de invadir mi espacio personal cada vez que se le ocurre?

—Winter, si bien es cierto me has dicho que no estás interesada en mis coqueteos, pero, veo que tus ojos no piensan lo mismo —dio un toquecito a mi nariz, la besó y cerré los ojos ante la sensación.

—Señor Reed, por favor...—estuve a punto de reírme a causa de los malditos nervios—Devan...

—Escuchar mi nombre en tus labios es como escuchar la voz de un ángel y tocar el cielo al mismo tiempo—besó cada una de mis mejillas y quise rogarle que no se detuviera nunca—Y si dices señor Reed esto no es profesional una vez más, juro que...

—¿Qué? ¿Qué va a hacer para detenerme, señor Reed? —Pregunté en el instante que acercó sus labios a los míos. Entendí que no habría ningún problema si yo también le seguía el juego, debido a que no tenía nada que perder. Al final, este hombre era como un maldito imán que no dejaba de atraerme.

—Juro que voy a hacer lo que estoy pensando ahora mismo —sus labios rozaron los míos. Era como una especie de obra de arte o un remolino todo lo que me estaba haciendo sentir.

—Hazlo, no me amenaces si no vas a hacerlo, Devan Reed —lo enfrenté deseosa de contemplar lo que era capaz de hacer una vez que lo provocabas. Un segundo después, hizo lo que yo no quería que haga, sin embargo, que mi corazón sí anhelaba.

Él me besó. Devan Reed, mi jefe, me besó.

Terminé de arreglarme un par de minutos después, sintiéndome muy contenta con el resultado. Bajé a paso lento al comedor, con cuidado de tropezarme gracias al largo vestido y los altos tacones que usaba. Me sorprendió gratamente notar que habían organizado una sorpresa para mí: la sala estaba llena de cientos de rosas y flores distintas, globos y un par de postres.

—¿Qué es todo esto? No tendrían que haberse molestado en hacer todo esto...—me sonrojé, ligeramente avergonzada por recibir demasiada atención de parte de todos este día. Necesito admitir que nunca me ha gustado que todos me vean, nunca me ha gustado ser el centro de atención por ninguna razón aparente.

—Este no es nuestro regalo Winter...Nosotros hemos preparado algo para la noche, pero, creo que Devan se nos ha adelantado por mucho —mi padre bromeó y rodé los ojos en respuesta. La verdad es que la mayoría de veces, mi novio exageraba un poco al momento de darme regalos.

—Necesito agradecerle por lo que hizo, entonces...Por favor, ustedes vayan adelantándose, los alcanzo en cinco minutos —busqué mi teléfono celular dentro de la pequeña bolsa que cargaba y esperé a que mi familia saliera de casa para marcar el número de Devan hasta que respondió—Hola dulzura ¿Cómo se te ocurre enviar todas esas cosas a mi casa?

—¿Acaso no te gustó mi sorpresa? —Lo imaginé entrecerrando los ojos, fingiendo estar molesto por lo que acababa de decirle.

—Por supuesto que me ha encantado mi sorpresa, Dev, pero, sigo pensando que llegas a exagerar un poco en este tipo de cosas —comencé a reír, observando cada uno de los diferentes ramos de rosas que se encontraban en la sala de la casa de mis padres—Por el amor de Dios, si no me equivoco, es la primera vez en toda mi vida que logro ver tantas flores distintas en un mismo lugar en un mismo momento.

—Qué gusto haberte dado tu primera vez entonces —estoy segura que no lo dijo con segunda intención, aunque yo si lo tomé así. Rápidamente me sonrojé al recordar que él sí me había dado mi primera vez, en la cama claro está—Oh, bueno, creo que eso acaba de sonar un poco mal...Lamento si he causado que pienses en cosas indebidas ahora mismo.




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