Saturno.

Capítulo 31.

Winter

Me levanté muy temprano por la mañana y bajé al primer piso a desayunar con mis padres y hermanas.

—Buenos días a todos —casi grité mientras les daba un abrazo a cada uno.

—Señorita Winter, en verdad me pregunto la razón por la que estás tan feliz hoy —mi madre preguntó con una gran sonrisa en el rostro.

—Estoy a punto de aceptar la propuesta que Devan me hizo días atrás —les indiqué sin dejar de sonreír—Le diré que acepto mudarme con él y que también estoy de acuerdo en casarme en un futuro muy cercano. Así que, es muy posible que me vaya en unas semanas y quisiera aprovechar el momento para agradecerles por todo lo que han hecho por mí. Sin duda alguna, me han enseñado el verdadero significado de una familia y como esta, va a apoyarte en cada paso que des. Todos ustedes son mi vida entera y a pesar que me duele mucho el saber que voy a dejarlos y no continuaré viviendo en esta casa, me reconforta saber que van a estar bien y que yo seré muy feliz al lado de la persona que amo.

—Ya veo que has crecido lo suficiente como para abandonar el nido —mi padre acarició mi rostro al mismo tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas y se acercaba a envolverme entre sus brazos—No sabes la enorme alegría que sentimos al ver la linda y buena mujer en la que te convertiste, hija mía y sé que te irá muy bien en esta nueva etapa de tu vida.

—Gracias papá, sé que será así —le contesté antes de centrar mi atención en terminar mi desayuno. Cuando lo hice, me lavé los dientes y abracé a todos los miembros de la familia porque quería despedirme de todos. Estaba segura feliz gran día que iba a ser hoy—Debo irme, pues, quiero decirle a Devan acerca de la decisión que he tomado lo más pronto posible. Los quiero a todos.

—También te queremos mucho, Winter —Amy gritó sacándole una gran sonrisa.

—¡Los amo a todos! —Lancé besos al aire—Traeré a Devan en la noche para que podamos celebrar todos juntos sobre este nuevo paso que daremos en nuestra relación.

—¡Adiós, hija! —Escuché a mi madre gritar después que cerré la puerta. Solté un suspiro y subí al auto mientras "Amazing day" sonaba en la radio. Aquella se había convertido en mi canción favorita, en esa melodía que lograba tranquilizarme y conmoverme por completo cada vez que la escuchaba. Era una de las canciones favoritas de Devan y ahora mismo, también una de las mías.

Manejé por alrededor de quince minutos, cuando tomé mi teléfono y lo coloqué en un pequeño soporte que tenía en el auto. Le marqué a Devan para saludarle y preguntarle qué se encontraba haciendo.

—Buenos días, dulzura —murmuré con una sonrisa en mis labios—¿Cómo has estado?

—Buenos días, vida mía. Me he encontrado bien, por fortuna, aunque no me siento del todo completo o contento.

—¿Así? ¿Puedo preguntar el por qué usted está así? —Enarqué una ceja al mismo tiempo que le cuestionaba al respecto, a pesar que, yo supiera la respuesta al revés y al derecho. Sabía bien que iba a responderme que él nunca se sentía completo si no me tenía a su lado y yo le respondería que me pasaba lo mismo. Y aunque ya conozca muy bien el guion, sé que no voy a cansarme nunca de repetirlo.

—Usted sabe muy bien que yo no voy a sentirme completo hasta que la tenga a mi lado, princesita

—Te amo, vida mía.

—Te amo, dulzura. Estaré allí muy pronto —susurré y él cortó la llamada. Continué manejando mientras cantaba Fix you en voz baja sin dejar la alegría de lado. Este era uno de los mejores días de mi vida y eso que apenas comenzaba.

De repente, un tráiler se cruzó en mi camino, impactándome en un par de segundos. Mi cuerpo se sacudió y me golpeé con fuerza contra el volante. Mis manos empezaron a temblar debido al miedo que estaba sintiendo y mucho antes de pensar en qué era lo que acababa de suceder, mis ojos se volvieron pesados y mi respiración irregular.

—Devan Reed, lamento no haber cumplido la promesa que nos hicimos. Siento abandonar Saturno de esta forma, siento abandonarte así —pensé y en un par de segundos, mi vista se nubló.

Devan

Me preparé un poco de café mientras esperaba que Winter llegara a mi oficina y me comentara qué era eso tan importante que necesitaba decirme además de que iba a mudarse conmigo la próxima semana. Me sentía como el hombre más feliz del mundo, sabía que nada podría arruinarme el maravilloso día que estaba teniendo.

Hacía apenas media hora que había conversado con Winter, pero, estaba comenzando a preocuparme debido a que normalmente habría estado aquí hace más de quince minutos y no lo estaba. Lo dejé pasar y regresé a sentarme en mi escritorio una vez más. Dejé la taza en la mesita y luego de acomodarme en la silla, me quedé dormido sin darme cuenta.

El horrible sonido de mi teléfono vibrando me despertó de repente. Noté que había pasado más de una hora y que la llamada entrante era de la madre de Winter, cosa que me extrañó demasiado.

—¿Sí? —Tomé la llamada, sintiéndome nervioso sin razón aparente.

—Devan, cielo, lo lamento tanto...—la mujer se echó a llorar y eso fue suficiente para alertarme sobre la situación. Le había pasado algo a Winter, eso era más que obvio—Le ha pasado algo a Winter...

—¿Qué sucedió? —Eché la cabeza hacia atrás temiendo escuchar lo peor—¿Qué le sucedió a mi Winter?

—Al parecer ella tuvo un accidente en el auto antes de llegar a la oficina, y aquello le causó un traumatismo cráneo encefálico que posteriormente le provocó una hemorragia que no pudo ser controlada...Cariño, ella falleció hace una hora...—soltó y supe que mi mundo se había terminado en cuanto ella pronunció cada una de esas palabras. No podía ser posible, me negaba a creer que ella había fallecido después de hablar conmigo y estar tan feliz. Me negaba a aceptar que ella había abandonado este mundo y que yo no podría verla nunca más—El médico dijo que así ella hubiese llegado al hospital, habría tenido consecuencias muy graves después de la cirugía. Dijo que ella habría perdido cientos de habilidades cognitivas además de perder también parte de sus emociones. Dijo que ella no habría vuelto a ser la persona que era, esa mujer a la que todos conocimos. Ahora, ella ya no está en este mundo. Lo siento tanto, Devan, sé mejor que nadie lo mucho que amabas a mi hija.




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