Saturno.

Final alternativo.

Winter

Entré apresurada al edificio, no creía ser capaz de callar todo lo que deseaba y necesitaba decirle a Devan ni un solo minuto más. Con rapidez, ingresé a la oficina de mi novio.

—Winter, mi amor, no creí que ibas a llegar tan rápido —se acercó hasta a mí y beso mis mejillas para luego tomar mi cintura con delicadeza. No fui capaz de evitar que en mi rostro apareciera una sonrisa de oreja a oreja.

—No puedo contenerme...—susurré prácticamente sobre tus labios—Tengo que decirte alto muy importante para mí ¿Está bien?

—¿Todavía más importante que el hecho que hayas decidido mudarte conmigo la próxima semana? —Enarcó la ceja con curiosidad y yo solo me limité a reír.

—Sí, más importante que eso —murmuré. Estaba preparada para contarle que estaba de acuerdo en formar una vida a su lado. Esta lista para ser suya hasta el último de mis días y para no abandonar Saturno nunca jamás —Mudarnos juntos es el siguiente paso en nuestra relación, sin embargo, también quiero ir mucho más allá. Este va a ser el primer paso que damos, pero, quiero dar otros mucho más grandes.

—¿Cómo cuáles, mi vida? —Mordió el lóbulo de mi oreja y nos sentamos en el sofá sin dejar de vernos a los ojos. Estos pequeños momentos significaban más que el mundo entero para mí porque me sentía como la estrella más afortunada del cielo al verlo y sentir todo el amor que tenía para brindarme.

—Quiero casarme contigo, tener hijos, tatuarnos algo juntos, levantarme a tu lado todos los días y hacer el amor. Cocinar para ti, continuar preparando pasteles desastrosos juntos, bailar bajo la lluvia, cantarte una canción al mismo tiempo que nos abrazamos sin dejar de vernos en los ojos, leer un libro juntos, tomarte la mano mientras descubrimos los lugares más bonitos de todo el mundo, verte a los ojos y recordarte lo mucho que te amo, ser felices todos los días, encontrar la casa perfecta para ambos y decorarla a nuestro gusto, manejar por horas y amarte, simplemente amarte.

Sus ojos se iluminaron y no me respondió nada en lo absoluto en ese momento, al contrario, besó mis labios sacándome una enorme sonrisa. Luego, me tomó de las mejillas.

—¿Y? ¿Qué piensas? —Pregunté muerta de los nervios por dentro y jugando con mis dedos.

—Bueno...Pienso que podemos hacer cada uno de tus deseos realidad, bonita —besó la nariz y sin soltar mi mano, salimos de la oficina.

—¿A dónde crees qué vamos? —La felicidad que invadía mi cuerpo era demasiado extensa debido a que estábamos a punto de dar un paso gigante en nuestra relación que iba a cambiarlo todo. Aunque en un principio, necesito admitir, me sentía muy temerosa sobre ello, ya me he dado cuenta que no tengo nada de que temer si me encuentro con Devan Reed, ese hombre que me ama con tanta locura y esmero, a mi lado haciéndome compañía.

—Bueno, iremos a almorzar y después iremos a mi departamento a tener una especie de diversión un poco diferente que no se puede comentar con todo el mundo —se burló de mí—Es que tengo una sorpresa que darte.

—¿Acaso hoy es el día de las sorpresas? —Farfullé en el mismo instante que tomamos el ascensor y nos preparamos para salir hacia su departamento.

—Puede que sí —respondió abriendo la puerta del automóvil—Hoy nos tomaremos un día libre, en lugar de trabajar hasta ahogarnos en una fila enorme de papeles.

—Habla por ti, Devan —hice una mueca —Ayer por la noche adelanté un poco de trabajo y culminé el proceso de corrección del libro en el que estaba trabajando. Una estrellita más a mi hoja de vida.

—¿Cuál es el nombre de dicho libro?

—Se desvaneció en mi última canción —susurré—Un libro que habla sobre los viajes en el tiempo y la oportunidad de cambiar el pasado con ayuda de las canciones que él le escribió cuando mantenían una relación. Y cuando él le escribió esa última canción, ella se desvaneció como el viento porque se suicidó. Él no fue capaz de seguir viviendo felizmente con su ausencia.

—Quizá sea un libro que debo leer —aclaró.

—Tienes razón, después lo leeremos juntos —apunté—Le pediré a la autora que firme un ejemplar para ti.

—En verdad, sí que tenías que hacer todo lo que no hiciste aquella noche por quedarte conmigo —me guiñó un ojo.

—Ay, ya cállate antes de que te golpee —me quejé mientras revisaba mi teléfono y lo apagaba. No me gustaba que alguien me molestara cuando me tomaba un poco de tiempo para estar al lado de Devan. Odiaba que nos interrumpieran cuando me sentía tan feliz a su lado.

—Winter, Winter, Winter...Eres todo un caso —bromeó y empezamos a reír. Era muy curioso que siempre nos la pasáramos riendo por cosas tan estúpidas.

—¿Entonces, a dónde iremos? —Enarqué una ceja observando mi reflejo en el espejo retrovisor.

—A mi apartamento, por supuesto. Allí te está esperando una sorpresa muy especial —me guiñó el ojo una vez más—¿Tienes expectativas al respecto?

—No sabría que decirte —negué rápidamente—Déjame pensarlo por un momento...Tal vez ¿Sexo salvaje? 

—Winter, mira ahora quién es la pervertida entre los dos —me molestó y no podíamos dejar de reír hasta que llegamos a su departamento. Cuando entramos, me entraron unas tremendas ganas de llorar al notar todo lo que se había dado el tiempo de organizar para mí; el lugar estaba lleno de globos y rosas de mis colores favoritos, dorado y rojo, y eran tantos que no fui capaz de contarlos a simple vista.

—¿Por qué? —Fue lo único que pude preguntar.

—¿Cómo que por qué? —Me dijo en respuesta.

—¿Por qué hiciste todo este por mí? ¿Por qué decorarlo todo de esta forma? —Pregunté en voz baja sin ser capaz de creer todo lo que mis ojos veían—Es decir ¿Acaso había una razón para organizar todo esto y sorprenderme?

—Porque todo esto me ayudará con lo que quiero pedirte...Ven, siéntate aquí por favor —me extendió una silla para que pudiera tomar asiento y le agradecí con una pequeña sonrisa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.