Saturno (ten cuidado con lo que deseas)

Revelación.

Revelación.

He sido una soñadora toda mi vida, mi padre me inculco que los sueños se cumplen si uno cree con el corazón, pero esto es demasiado, es un sueño prácticamente imposible.

Al salir, todos están afuera tomando fotos, otros rezando, llorando mientras él se ve casi por completo, como un reflejo brillante pero no como para cegarte. Mi sueño imposible hecho realidad.

—No se casi nada sobre planetas, pero creo que deberíamos estar muertos. — Taren tiene razón, ya no deberíamos de existir, no es necesario ser expertos para saberlo.

—Lo se Taren, pero algo más debe ocurrir, la presión ya debió acabar con nosotros desde que se acercó demasiado, esto es imposible.

—Hay ya cállate, mira lo que ocasionas, Saturno está aquí.

—Lo dices como si fuera mi culpa. —Unos vecinos nos miran con atención después de lo que dijimos.

—Desde niña lo deseabas tanto, que esto debe ser tu culpa.

—No manipulo el universo, Taren por favor. — Juro que no tengo poderes o algo así, solo soy una mujer que está cumpliendo su sueño, algo extraño, pero es su sueño.

—Eso lo sé, pero pudo ser otro planeta, Júpiter, Marte que está más cerca de la tierra, no justamente Saturno, siempre has tenido ese Don de adivinar las cosas.

—Qué cosas dices mejor déjame observar lo hermoso que es, así como siempre he soñado.

Taren miraba al igual que yo, hacía el cielo, su belleza era impresionante, pero aún no sabíamos que buscaba, porque seguimos vivos aun sabiendo que es imposible que esto esté sucediendo, ¿Hay algo que no sabemos?

Lo observo con detalle, el aire se siente más pesado, creo que esté es el fin, mi madre sale con mi hijo, veo que está muy asustada, moriremos de eso no hay duda, nos abrazamos ya esperando el fin, pero logro ver qué algo se dirige hacia nosotros, se podía notar como una nave, debe ser de Saturno, tenía entendido que no podría existir vida en ese planeta, por las condiciones de este, pero uno nunca sabe.

Taren lleva a mi mamá dentro de la casa, podía pasar algo muy malo, las personas miraban fijamente hacia esa nave que se acercaba más y más.

—Ves eso, algo quieren. — Taren como siempre pesimista, todos tienen miedo, pero yo estoy tranquila, debe ser tanta mi alegría que no puedo ver la gravedad del asunto.

—Lo sé, solo esperemos.

La nave está a pocos metros, puedo notar que los militares están llegando, solo espero que no ocurra una desgracia.

La nave, abre la compuerta y sale una más pequeña, veo un hombre de cabello plateado y largo hasta los hombros, resplandeciente, como los anillos de Saturno, alto y musculoso, se parece a esos guerreros de las películas.

—No pues, con ese físico, vienen a buscar mujeres para reproducirse. — Mi hermano con sus ocurrencias.

—Cállate, escuchemos lo que dice.

—Mi nombre es Elithar, soy embajador del planeta Saturno, recluto guerreros, para luchar conquistando planetas, para que el poderoso Saturno aumente su poder. — Nadie dice nada, mi pregunta era ¿Como sabía nuestro idioma?, ¿Ya nos estaban estudiando?

—¿A cambio de qué? — Grita un hombre por ahí, el embajador, lo miro detenidamente, pensé que moriría en ese instante, pero el amablemente respondió.

—Un deseo, cualquiera que pidan y que esté al alcance de mi amo.

—Pido ser el rey de Saturno. — Dice mientras se ríe burlonamente, note la expresión sombría del embajador, solo con apuntar su mano hacia el hombre este desapareció, todos quedamos consternados.

—Sabía que no pasaría nada bueno de esto. — Opina Taren, pero ese embajador lo escucho.

—¿Decías algo? — Su mirada se posó en mi hermano, un escalofrío recorrió mi cuerpo. — Dilo más fuerte, no te escuché. — Se bajo de la nave y se dirige hacia nosotros, veo que puede volar.

—Yo...no dije nada, señor. — La mira fijamente a Taren, sus ojos grises como el mismo Saturno.

—No insultes mi inteligencia, los terrícolas son demasiado débiles, vine aquí para hacer de ustedes una generación que pueda luchar contra otros seres para defender su territorio, usted en este momento no son nada, con unos pocos guerreros acabarían con todo el planeta. — Sus palabras son imponentes que daban miedo y asombro a la vez. — Me llevaré a uno de ustedes por familia, sin importar si son hombres o mujeres, aquí todos luchan y la familia que no quiera darme una persona para mí ejército, será eliminada. —Todos se asustan, había familias que solo eran una madre y sus hijos, no podían hacer eso, empezaron a llorar, porque no sabían que hacer nadie quiere separarse de su familia. — Felicidades, tú serás el primero ¿Cuál es tú deseo?

Taren no decía nada, no voy a permitir que me alejen de mi hermano, mi madre salió y la detuve, sé que es mi culpa y aunque no lo sea, siento que mi hermano no debe irse.

—Yo...no deseo irme señor. — El embajador lo mira a él después a mí burlonamente, lanza un suspiro antes de responder.

—No te pregunté, te dije que tú serías parte de mi ejército, es más serás el líder de un grupo y si son los mejores vivirán caso contrario morirán. — Mi hermano no sabe nada de guerras, no quiero que le pase nada. —Vayan despidiéndose, de sus familiares que en un momento los recogeremos.




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