Saturno (ten cuidado con lo que deseas)

Una Alianza

Sentía frio, como si estuviera en el lugar que pensé que era mi favorito, verlo nunca ha sido más que una pesadilla, lo que algún día pensé que sería la mejor experiencia lo fue hasta que tuve que dejar atrás lo que algún día ame, mi familia.

Siento como nos mueven escucho voces raras, no entiendo nada, puedo ver a unas cosas, son las criaturas con las que peleábamos, pero no estaban tan aterradores como se veían, si eran alargados, pero no tenía esa forma de garras o esas ganas infernales de matarnos.

A Nereus, lo tienen atado, pero a Astrid y a mi nos cargan delicadamente hacia un lugar que no tengo ni idea que es, me hago la dormida, no quiero que me maten antes de ver cuáles son sus intenciones.

Vamos por un camino muy oscuro, estamos a muchos kilómetros de Sol, pero aquí se siente más el frio que en Saturno, ellos siguen hablando, pero no les entiendo nada, Nereus empieza a moverse y algo les dice y lo golpean dejándolo inconsciente nuevamente, Astrid sigue con los ojos cerrados.

Legamos a un tipo palacio, las puertas se abren y caminamos por un callejón hasta llegar a una sala, muy descuidada y con poca luz, está un hombre sentado en un sillón grande, estos seres al llegar empiezan hablar y sigo sin entender nada.

El hombre que estaba ahí le tiran encima un poco de agua a Nereus hasta que se despierta.

—Menos mal te encontró un empleado cercano a mí, sino serian filetes de mi pueblo. —Ese hombre hablaba claro, le entendí perfectamente, Nereus se movió un poco hasta que se sentó yo abrí los ojos y pude ver mejor al hombre, vestía de negro, era alto y su fisonomía era como la de nosotros.

—No fue nuestra intención, nos tendieron una trampa.

—Así veo, fue Tierra, esa perra siempre con sus cosas, no debes confiar en ella, se la pasa amargada solo porque el Sol no le hace caso, mujeres ardidas.

—Tienes razón, pero no te exaltes, sabemos que tú también eres igual.

—Porque el maldito de tu jefe utiliza a mi gente para hacerse el importante, sabes bien que ustedes me han atacado toda la vida y eso me tiene cansado.

—Pero no conquisto este planeta ya….

Me miraron todos los que estaban ahí con extrañeza, algo me ocultaban está cansada de que siempre me oculten las cosas.

—¿Conquistarme? ¿A mí? Ni que ese imbécil fuera alguna mujer hermosa que me agrade para que me conquiste, mataron a todos los habitantes de mi luna Ganímedes, eso no es mucho pero igual no me interesa nada de lo que haga Saturno, por eso no los he matado yo mismo, la población si los odia por esa razón cada que ustedes atacan ellos también.

—¿Por qué te puedo entender y a ellos no?

—Porque tengo la capacidad de hacerme entender en realidad todos los planetas la tenemos, no les hare daño, solo se quedarán aquí a vivir en mi planeta y si sobreviven bien, si no me da igual, no se dejen ver de los demás.

—No puedes hacer eso, necesitamos regresar a Saturno.

—Nereus, lo que tu necesites no me interesa, solo me importa que mi población sea más inteligente y si secuestrando terrícolas lo hago, seria bien, ya tengo 2 parejas con eso es suficiente.

—Debemos enfrentarnos a Saturno, Júpiter tú no sabes….

—Se perfectamente, todos los planetas lo saben, pero, nadie quiere intervenir, de esta zona es el más fuerte, soy el más grande pero mi población no ayuda, ellos no se ingenian una estrategia atacan a lo loco, ya deberías saberlo, por siglos te has encargado de asesinarlos por no ser inteligentes.

—Si, pero no podemos dejar que siga haciendo esas cosas. — Júpiter me miró fijamente, este hombre era bastantéate intimidante con su sonrisa macabra y sus ojos cafés.

—Illianis, no voy a ayudarlos, si quieren les puedo dar espacio para que arreglen la nave que Tierra les dio y puedan irse, solo no vuelvan acercarse, si ya me conquistaron según las mentiras de Saturno, entonces no vuelvan.

—Así será Júpiter, no te molestaremos. — Dijo Nereus con la voz calmada y veo que Astrid se comienza a levantar.

—¿Dónde estamos? — Dice ella, pero la ignoramos todos y solo le limita a observar.

—A por cierto esto es tuyo. — Dice mientras uno de esos seres trate a Polo, los ojos de Astrid se iluminan al verlo, siempre lo extraño.

—Polo, estas aquí.

El ser lo suelta y se abrazan, se bien con su cabello negro, que lo caracteriza esa sonrisa hermosa claro Nereus es para mí hombre más lindo, pero, Polo también es muy guapo y fuerte, aparte son los mejores amigos, tenerlo cerca me tranquiliza, es uno más para pelear.

—Gusto verlos, amigo.

—Polo, que gusto, pero no te puedo abrazar, no me sueltan. — Júpiter hace una señal para que lo suelten y así se abrazan dándose golpes en la espalda, como saben ser ellos, veo a mi amiga feliz, lo entrañaba se le nota.

—Illianis, gusto verte.

—Hola Polo.

—Bueno ya se reencontraron, ahora solo les pido que se vayan no quiero problemas con Saturno, así que mejor váyanse.

—Júpiter, necesitamos ayuda, sé que tú puedes ayudarnos.

—¿Qué raro? Que tú me pidas eso, si tu fuiste quien lo ocasiono.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.