Nos acercamos y más, la vista era impresionante, no dejo de admira cada detalle. En lo oscuro del espacio había una luz, nos acercamos ahí y al atravesarla estábamos llegando al castillo, era como cruzar otra dimensión, al aterrizar, bajamos los trajes especiales que Júpiter nos dio, unos soldados se acercaron a nosotros y nos revisaron, al ver que no teníamos armas no llevaron con ella.
Estaba en el mismo trono que la ves anterior, peinaba a una chica con el cabello plateado, sus ojos grises y su piel bien blanca. Se dio cuenta de nuestra presencia, la chica se levantó y se sentó a su lado, nos miraron con odio, era de suponerse, después de todo lo que Polo me conto la de alguna forma la entendía, creo que en esa situación pensaría igual.
—Otra vez tu aquí.
—Necesitamos tu ayuda.
—Lo sé, Júpiter hablo conmigo, pero no sé si hacerlo, para ayudarte a ti.
—A todos, hay que ponerle un alto a Saturno
—A mí no me afecta, tengo todo aquí, no me interesa ni lo más minino tu situación.
—Cada que viene el planeta sufre cambios, tu sufres cambios.
—Por supuesto, sufro cambios, para bien, no sabes cómo disfruto estar sin tantas personas que lo único que hacen es acabar conmigo, contaminan el aire, el agua, se matan entre ustedes, talan los árboles que es lo que les da el oxígeno, cada que Saturno viene si sufro me destruye, pero me doy cuenta que me limpia de todos esos humanos estúpidos que no saben ni cuidarse ellos.
—Estas muy resentida con los humanos.
—Tu estaría igual si sintieras todo lo que hacen para destruirte, para destruir lo que los mantiene con vida, Illianis, no hagas nada, solo ve y cásate con Saturno, créeme, Nereus es igual que su padre nada romántico y cuando Saturno busque a otra igual se va a enamorar de ella, te hará lo mismo que a mí que su pre me hizo a mí, no te hace feliz y no te deja serlo con alguien más. — Pensé por un momento sus palabras, en algo tenía razón, ellos siempre se han enfrentado por una mujer ¿Por qué yo sería la excepción? pero no está en mis planes cambiar ahora, además l siento dolida se que algo ms hay detrás de la relación con el Sol y Titán.
—No, es solo por él, debemos ponerle un alto, con el tiempo se hará más poderoso y acabará con todo. — Se puso de pie, era alta, tenía un vestido azul como el mar su cabello negro resalta en su esplendor, era hermosa, al igual que Titan.
—Bueno Júpiter me pidió que los ayude, vamos a ver si tienes suerte, no ha despertado en siglos, desde que……. Me deshice de su amante.
Caminamos por un corredor la chica de cabello plateado nos acompañaba, era muy callada, igual de bella que la Tierra, mis pensamientos se preguntaban ¿Quién era ella?
—Cariño mejor quédate a cuidar el castillo, no vaya ser que se acerque algún meteorito.
—Está bien madre. — Al escuchar me dirigí a Polo, que no estaba sorprendido, al contrario, como que sabía quién era la chica.
—Es la Luna, la adopto. — Susurro, pero ella igual lo escucho.
—Si, es adoptada, no puedo tener hijos, como tu o cualquier otra ramera. — Ok, si le tiene odio a Titan.
—Lo siento.
—Ella es lo más cercano a una hija que tengo, tiene habilidades y me ayuda a dirigir todo esto.
—También eres madre, de alguna u otra forma lo eres, debes sentir ese sentimiento de protegerla contra todo peligro, eso es lo mismo que me pasa a mí. — Se puso frente a mí, su mirada seria y fría, creí que me pegaría o algo.
—No te compares conmigo.
—No lo hago solo….
—Se perfectamente a que te refieres, y si, no estoy dispuesta a perderla, es mi hija pase lo que pase, causaría mi auto destrucción si es posible
—Entonces me entiendes.
—Si, lo hago, pero eso no quiere decir que me compadezco, tú te mereces tu destino, con tu egoísmo ocasionaste todo esto hasta la larga y amargada vida de tu hermano, yo desde que existo no he hecho nada mas que eso existir siendo el planeta que tiene la desdicha de tener vida.
—El ya no está y no sabes lo que daría por que este conmigo vivo, que sea el mismo de siempre, no es mi culpa tampoco que te sientas desdichada por no ser feliz.
—Sabes que no es posible, la única forma es llevar su cuerpo a Saturno, pero no podría salir de ahí. — Sus palabras me dieron esperanzas, había alguna manera de que el pudiera revivir.
—¿Hablas enserio?, mi hermano puede volver a vivir.
—Si, pero déjalo así, odiaba su vida gracias a ti, deja tu egoísmo aparte y sigue el camino
Caminamos por media hora hasta llegar a un salón enorme, donde estaban nueve puertas, en medio estaba la más grande, era dorada y a los lados estaban 4 puertas de cada lado, cada una tenía su nombre y una foto, era los 8 planetas y el Sol, cada una con un color que lo representa. La que más llamaba la atención era Saturno, gris y brillante como se caracterizaba.
—Aquí está el atajo a cada uno de los planetas, deben sentirse afortunados, solo unos cuantos saben de esto. — Miro a Polo y tiene la misma cara que yo, pudimos ahorrarnos el viaje si lo hubiéramos sabido.
—Esto es impresionante, es la conexión de todo el sistema solar y ¿esa puerta? — A lado de Neptuno estaba una puerta más pequeña.
#613 en Ciencia ficción
#8575 en Novela romántica
otrosplanetas, amor y sacrificio, reencuentros segundas oportunidades
Editado: 06.05.2025