Saturno (ten cuidado con lo que deseas)

¿Pensaste que no me di cuenta?

**Nereus**

El viaje fue bastante corto, muchas naves salieron y al frente iba Júpiter, yo iba en medio espero que Saturno no se dé cuenta, Astrid se quedó dormida para mi suerte, cada instante del viaje pensaba en ella, espero que haya podido verlo, hablar con el estábamos sobre el planeta, Júpiter me dio la señal sutilmente fui por el otro lado, donde se formaban las batallas, donde teníamos la mejor vista del planeta, Júpiter tenía un micrófono donde escucharía todo lo que decían, al aterrizar baje y note que deberíamos caminar, desperté a Astrid de la forma más sutil posible, la empuje y cayó al suelo, bueno no fue tan sutil.

—Imbécil, ¿Qué te pasa?

—Lo siento, ya llegamos.

—Hubiera sido más fácil que me lo dijeras antes de tirarme al suelo.

La ignore y bajamos de la nave.

—Debemos caminar, está muy lejos.

—Lo sé, ellos ya llegaron al frente, nosotros no podíamos acercarnos más, ahora no te quejes y camina.

—No hay alguna nave escondida, por ahí.

—No lo sé, ve a buscar. — le dije y empecé a caminar la escuché chillar, pero la seguí ignorando, no tengo ánimos para socializar con nadie.

Minutos después la veo llegar en una pequeña nave donde solo entraríamos los dos, sonrió y me miro desafiante.

—¿Y si me voy sola?

—Te mataran porque no conoces bien la fortaleza. — Rodo los ojos y me dejo subir, ella no sabe cómo entrar a buscar a familia de Illianis.

Al llegar vimos la fortaleza no había nadie cerca, escuche que Júpiter estaba al frente con su gente, discutían, pero no se le entendía que decía, me imagino que nada bueno, Saturno es un tirano, fui directo a donde encerraban a los prisioneros, pero no había nadie, es raro deberían estar aquí, busque un poco y nada.

—Y si están en la casa grande, para no perderlos de vista, él sabe perfectamente que podrías venir a buscarlos. —Tenía razón, sabe lo importante que Illianis es para mí, sabe que todo lo que a ella le afecte a mí también, deben estar ahí.

—Si, tienes razón, a ese lugar es más difícil de llegar.

—Voy yo, tu quédate aquí.

—No, es mi responsabilidad, cúbreme.

Salimos de ese lugar y para mi suerte todos estaban al frente con Júpiter, pero no veía a Icarus por ningún lado, me preocupa el tan solo pensar que les hizo algo, mi madre está a su lado, como siempre, quiero liberarla a ella también de toda esta vida miserable.

Camino por los pasillos, hasta llegar a la única habitación donde seguro están, tengo miedo que sea una trampa.

—Quédate aquí, cualquier cosa gritas.

—Está bien, ten cuidado. — Se que es medio loca pero muy útil, esa es la razón por la cual nunca me opuse a que mi amigo saliera con ella.

Entro y veo una silueta de una mujer junto a la cama, está una cortina delante de mí que no me deja visualizar, tomo mi espada con mucha más fuerza, puede ser cualquier persona. La espada la sostengo delante de mí para atacar mientras me acerco con cuidado, trato de no hacer nada de ruido, toco las cortinas y antes de tirar de ellas me aseguro de que no haya nadie más, al hacerlo veo que es la madre de Illianis.

—¡Señora!

—Nereus me asustaste, pensé que era ese hombre. — Sus manos temblaban, veo sobre la cama a Aurelio, Illianis se va a morir al ver esto, tiene moretones en la cama, al parecer lo golpearon.

—¿Qué tiene Aurelio?

—Se opuso a unirse al ejército de ese hombre y lo golpeo un hombre que es sirviente de Saturno.

—¿Dónde está ese hombre que lo golpeo?

—No lo sé, sabe venir a ver si Aurelio despierta para llevárselo a seguir entrenando, pensé que eras él.

—Tranquila, lo sacar de aquí, solo deme un minuto. — Me acerque a Aurelio, él debe de caminar sino no podré llevármelo, él es bastante grande como para que Astrid lo sostenga si llegaran a atacarnos.

—Mi hija ¿Dónde está?

—Lejos por ahora.

—Ese hombre es un enfermo, la quiere de esposa, pero sé que ella te ama a ti, lo veo en sus ojos, nunca pensé que todo esto terminaría así, mi Taren, ni siquiera tengo su cuerpo, tanto que deseo morir.

—Saturno le dijo lo de su hijo.

—Si, él me dijo que la Tierra me mando a secuestrar y que el mato a mi hijo, estoy triste porque no lo volveré a ver, pero es algo que el deseaba, acabar con su vida para estar junto a sus hijos.

—Lo siento de verdad, pero por ahora no tenemos tiempo, tratemos de despertar a Aurelio.

—Si, aunque ya lo he intentado, pero no despierta.

Lo empiezo a mover y no reacciona, en eso Astrid entra asustada.

—Nereus, tenemos problemas, uno de los guardias me vio.

—Demonios, ahora que hacemos.

—Tu cárgalo y yo peleo. — Siempre ella tan decidida, pero no podrá sola solo si Júpiter nos ayuda.

—Está bien, señora usted corra lo que más pueda detrás de mí. — Tomo a Aurelio y lo coloco sobre mis hombros, Astrid se alista para lo que viene, salgo a toda prisa de la habitación y escucho que todo se alborotan, trato de salir de la casa principal, pero hay soldado rodeándonos por todos lados, no puedo pelear.




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